Video: así fue el bombardeo de Irán contra el hospital de Israel

Uno de los hospitales más grandes de Israel fue alcanzado este jueves por la mañana por un misil iraní. Si bien no hubo víctimas fatales, se contabilizaron varios heridos e importantes daños estructurales. A través de las redes sociales, comenzaron a viralizarse las impactantes imágenes del momento del ataque y de cómo quedó gran parte del inmueble.

Imágenes de destrucción, ventanales rotos, pánico y columnas de humo negro que llegaban desde el hospital Soroka en la ciudad sureña de Beersheva, cerca de Tel Aviv, volvieron a sumir a la población en el miedo.

Por el hecho, Israel advirtió que el líder supremo iraní Ali Khamenei “pagará por sus crímenes”. En tanto el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país informó de un “impacto directo” en este centro médico donde se atienden principalmente a soldados israelíes heridos en la guerra en Gaza.

“El cobarde dictador iraní (…) disparó deliberadamente contra hospitales y edificios residenciales en Israel. Se trata de uno de los crímenes de guerra más graves y Khamenei tendrá que pagar por sus crímenes”, declararon desde Israel.

Desde la agencia estatal de noticias iraní IRNA informaron que el objetivo del ataque que llevó a cabo Irán en el sur de Israel “eran las instalaciones de inteligencia militar en el lugar”. De esta manera, ese país rechazó haber tenido la intención de atacar el hospital. Una vez que el misil cayó, gran parte del importante centro de salud se vio afectado por la onda expansiva de la explosión.

El ministro de Defensa de Israel dijo que el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, “ya no puede seguir existiendo”, después de que un proyectil iraní impactara contra el hospital israelí. “Jamenei declara abiertamente que quiere destruir a Israel; él personalmente da la orden de disparar contra hospitales. Considera la destrucción del Estado de Israel como un objetivo”, dijo Israel Katz a los periodistas en Jolón, cerca de Tel Aviv.

Agencias AP y AFP

Uno de los hospitales más grandes de Israel fue alcanzado este jueves por la mañana por un misil iraní. Si bien no hubo víctimas fatales, se contabilizaron varios heridos e importantes daños estructurales. A través de las redes sociales, comenzaron a viralizarse las impactantes imágenes del momento del ataque y de cómo quedó gran parte del inmueble.

Imágenes de destrucción, ventanales rotos, pánico y columnas de humo negro que llegaban desde el hospital Soroka en la ciudad sureña de Beersheva, cerca de Tel Aviv, volvieron a sumir a la población en el miedo.

Por el hecho, Israel advirtió que el líder supremo iraní Ali Khamenei “pagará por sus crímenes”. En tanto el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país informó de un “impacto directo” en este centro médico donde se atienden principalmente a soldados israelíes heridos en la guerra en Gaza.

“El cobarde dictador iraní (…) disparó deliberadamente contra hospitales y edificios residenciales en Israel. Se trata de uno de los crímenes de guerra más graves y Khamenei tendrá que pagar por sus crímenes”, declararon desde Israel.

Desde la agencia estatal de noticias iraní IRNA informaron que el objetivo del ataque que llevó a cabo Irán en el sur de Israel “eran las instalaciones de inteligencia militar en el lugar”. De esta manera, ese país rechazó haber tenido la intención de atacar el hospital. Una vez que el misil cayó, gran parte del importante centro de salud se vio afectado por la onda expansiva de la explosión.

El ministro de Defensa de Israel dijo que el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, “ya no puede seguir existiendo”, después de que un proyectil iraní impactara contra el hospital israelí. “Jamenei declara abiertamente que quiere destruir a Israel; él personalmente da la orden de disparar contra hospitales. Considera la destrucción del Estado de Israel como un objetivo”, dijo Israel Katz a los periodistas en Jolón, cerca de Tel Aviv.

Agencias AP y AFP

 Escenas de destrucción, ventanales rotos, pánico y columnas de humo negro tomaron al centro de salud Soroka en la ciudad sureña de Beersheva, cerca de Tel Aviv  LA NACION