La caída en el precio del tomate, sumada al aumento de los costos y el ingreso de mercadería de contrabando desde Bolivia, según denunciaron los productores, golpeó de lleno al sector hortícola de Salta, donde advirtieron que la actividad se volvió insostenible. Aseguraron que, en este contexto, buena parte de la cosecha termina descartada.
“Estoy totalmente a favor de la libre competencia, pero es imposible competir con el doble de costos”, indicó Fernando Ortiz, un productor hortícola de Salta, donde comenzaron a tirar tomates, bananas y otros productos como berenjena, ante la falta de ventas. Si bien aclaró que el precio está por el piso en todas las regiones productivas y suele tener altibajos, este año toda la temporada fue con valores muy bajos.
Lleva tiradas 140 toneladas de tomate y de berenjena unas 60 toneladas. “No cubrimos ni el costo de producirlos. Pasa lo mismo con la banana: tenemos los costos en dólares, a diferencia de otras regiones”, observó.
En lo que va de este año ingresaron de manera oficial 7633 toneladas de tomate, principalmente desde Chile [7586 toneladas] y de Brasil [47]. Un valor bastante similar ingresó en el 2024, con 7540 toneladas entre enero y agosto, de acuerdo con los datos del Senasa. No obstante, de forma oficial no hay registro de ingresos de tomate desde Bolivia. En el Mercado Central señalaron que entra tomate desde Bolivia.
“La triste historia de tirar tomates, la falta de precio y los altos costos de producción hacen inviable la horticultura en Salta. La ausencia de acciones políticas y el contrabando desde Bolivia están devastando la actividad”, dijo Ortiz en las redes sociales.
Según detalló, los insumos y los jornales, más la carga fiscal, hacen que la competencia sea totalmente desleal. “Ingresan productos a menos de la mitad del valor y, además, tienen toda una estructura de costos en dólares mucho más barata: una tonelada de urea, el tractor, la energía… Todo cuesta menos. Hoy Bolivia y Paraguay tienen precios bajos, por el piso”, dimensionó. La temporada termina a fines de agosto.
En cambio, en lo que va de este año ingresaron al país 311.686 toneladas de banana de cinco países diferentes: Ecuador, Bolivia, Paraguay, Brasil y Colombia. En 2024 llegaron en total 276.135 toneladas, con lo cual en lo que va de 2025 ya se compró al exterior un 13% más que todo el registro del año pasado.
“Reduje a la mitad la producción porque no me daban los costos. Este año no hubo heladas, pero el precio y el clima nos devastó. Es una cuestión de oferta y demanda: hay mucho producto y vale poco. Muchos productores achicaron la superficie; al haber caído las ventas, también bajó la calidad, porque se redujo el uso de fertilizantes y la mano de obra de mantenimiento. Hemos tenido que tirar casi un 50% de la producción”, explicó.
Con la berenjena pasó lo mismo porque, según dijo, también se tiró: “No te pagan lo que vale un cajón, que está en $4000. El cajón de tomate está en $2500. La banana se vendió a $3000 el cajón de 22 kilos. Nunca vi algo así. La hortaliza siempre tiene altibajos, pero no así. A veces, podés agarrar un mes o mes y medio que es bueno el precio, pero no pasa nada más”, dimensionó el productor. Envía su producción a los mercados concentradores de Córdoba, Mendoza, San Juan y Buenos Aires, aunque señaló que “no se vende”.
Muchos de sus colegas también mandan los cajones a los mercados donde ubican la mercadería y encontraron que “no valen nada”. “Cuando hubo un repunte de precios, la mercadería no tuvo fuerza de venta. No es que no haya habido gran oferta, sino que no hay ventas. Lamentablemente, no se puede hacer nada. Estamos haciendo una línea de tomates envasados: los meto en una despulpadora y envaso. Pero no es mi tarea principal, es solo algo complementario a mi tarea como horticultor”, avisó. En Corrientes y Jujuy están igual que en Salta, indicaron.
Ortiz sostuvo que “la plata” que les dan por los productos “no vale nada”. Explicó que, aunque a veces reciben críticas porque la mercadería se pudre en el suelo, en su finca deciden regalar bananas a quienes se acercan a buscarlas, siempre que sea para consumo propio y no para reventa. Aclaró que eso no resuelve el problema del hambre, pero “ayuda un poco”. “El contrabando se ha extendido, incluso, traen chaucha desde Bolivia”, afirmó.
La caída en el precio del tomate, sumada al aumento de los costos y el ingreso de mercadería de contrabando desde Bolivia, según denunciaron los productores, golpeó de lleno al sector hortícola de Salta, donde advirtieron que la actividad se volvió insostenible. Aseguraron que, en este contexto, buena parte de la cosecha termina descartada.
“Estoy totalmente a favor de la libre competencia, pero es imposible competir con el doble de costos”, indicó Fernando Ortiz, un productor hortícola de Salta, donde comenzaron a tirar tomates, bananas y otros productos como berenjena, ante la falta de ventas. Si bien aclaró que el precio está por el piso en todas las regiones productivas y suele tener altibajos, este año toda la temporada fue con valores muy bajos.
Lleva tiradas 140 toneladas de tomate y de berenjena unas 60 toneladas. “No cubrimos ni el costo de producirlos. Pasa lo mismo con la banana: tenemos los costos en dólares, a diferencia de otras regiones”, observó.
En lo que va de este año ingresaron de manera oficial 7633 toneladas de tomate, principalmente desde Chile [7586 toneladas] y de Brasil [47]. Un valor bastante similar ingresó en el 2024, con 7540 toneladas entre enero y agosto, de acuerdo con los datos del Senasa. No obstante, de forma oficial no hay registro de ingresos de tomate desde Bolivia. En el Mercado Central señalaron que entra tomate desde Bolivia.
“La triste historia de tirar tomates, la falta de precio y los altos costos de producción hacen inviable la horticultura en Salta. La ausencia de acciones políticas y el contrabando desde Bolivia están devastando la actividad”, dijo Ortiz en las redes sociales.
Según detalló, los insumos y los jornales, más la carga fiscal, hacen que la competencia sea totalmente desleal. “Ingresan productos a menos de la mitad del valor y, además, tienen toda una estructura de costos en dólares mucho más barata: una tonelada de urea, el tractor, la energía… Todo cuesta menos. Hoy Bolivia y Paraguay tienen precios bajos, por el piso”, dimensionó. La temporada termina a fines de agosto.
En cambio, en lo que va de este año ingresaron al país 311.686 toneladas de banana de cinco países diferentes: Ecuador, Bolivia, Paraguay, Brasil y Colombia. En 2024 llegaron en total 276.135 toneladas, con lo cual en lo que va de 2025 ya se compró al exterior un 13% más que todo el registro del año pasado.
“Reduje a la mitad la producción porque no me daban los costos. Este año no hubo heladas, pero el precio y el clima nos devastó. Es una cuestión de oferta y demanda: hay mucho producto y vale poco. Muchos productores achicaron la superficie; al haber caído las ventas, también bajó la calidad, porque se redujo el uso de fertilizantes y la mano de obra de mantenimiento. Hemos tenido que tirar casi un 50% de la producción”, explicó.
Con la berenjena pasó lo mismo porque, según dijo, también se tiró: “No te pagan lo que vale un cajón, que está en $4000. El cajón de tomate está en $2500. La banana se vendió a $3000 el cajón de 22 kilos. Nunca vi algo así. La hortaliza siempre tiene altibajos, pero no así. A veces, podés agarrar un mes o mes y medio que es bueno el precio, pero no pasa nada más”, dimensionó el productor. Envía su producción a los mercados concentradores de Córdoba, Mendoza, San Juan y Buenos Aires, aunque señaló que “no se vende”.
Muchos de sus colegas también mandan los cajones a los mercados donde ubican la mercadería y encontraron que “no valen nada”. “Cuando hubo un repunte de precios, la mercadería no tuvo fuerza de venta. No es que no haya habido gran oferta, sino que no hay ventas. Lamentablemente, no se puede hacer nada. Estamos haciendo una línea de tomates envasados: los meto en una despulpadora y envaso. Pero no es mi tarea principal, es solo algo complementario a mi tarea como horticultor”, avisó. En Corrientes y Jujuy están igual que en Salta, indicaron.
Ortiz sostuvo que “la plata” que les dan por los productos “no vale nada”. Explicó que, aunque a veces reciben críticas porque la mercadería se pudre en el suelo, en su finca deciden regalar bananas a quienes se acercan a buscarlas, siempre que sea para consumo propio y no para reventa. Aclaró que eso no resuelve el problema del hambre, pero “ayuda un poco”. “El contrabando se ha extendido, incluso, traen chaucha desde Bolivia”, afirmó.
Fernando Ortiz, horticultor de Salta, habló de una situación crítica en medio de bajos precios de la producción LA NACION