El 18 de diciembre de 2022 es una fecha que quedará en la memoria de todos los argentinos. En Lusail, Qatar, la selección argentina venció por penales a Francia y se coronó campeón del mundo. A dos años de este suceso relevante en la historia del deporte nacional, los testimonios, desde Medio Oriente, tomaron aún más trascendencia para conocer cómo sigue la vida por esas latitudes.
En el caso de Pablo Gianelli, preparador físico de un equipo de vóley llamado Police, su experiencia fue más que satisfactoria. Desde su llegada a Qatar, su vida cambió radicalmente y, desde su experiencia, le contó a LA NACION cómo cambió la imagen del argentino en ese país, tras este acontecimiento deportivo que cortó la sequía de 36 años sin poder conseguir un Mundial.
“Acá el Mundial fue un hito, es como que la gente diferencia entre lo que pasó previo al Mundial y lo que pasó después de eso”, relató Gianelli, quien vive en la zona de La Perla, una isla que alojó a muchos argentinos durante la Copa. A su vez, aseguró que Qatar es un país con un “80% de inmigrantes de todo el mundo”, donde muchos de ellos aprovecharon la cita mundialista para hacer sus primeras armas en lo que respecta a la iniciación laboral.
A seis horas de diferencia con Argentina, Gianelli, quien vive hace nueve años en el país ubicado al oeste de Asia, expresó que el Mundial fue una “bisagra” y posicionó al argentino en la consideración de la población nativa. “Los argentinos teníamos el visto bueno en lo deportivo, pero después de que terminó la Copa del Mundo se empezaron a dar más oportunidades laborales en diferentes áreas”, expresó.
En esa misma línea, puntualizó: “En el Mundial lo que tenía que ver con gastronomía y hotelería aumentaron su staff. Contrataron a mucha gente de Latinoamérica para trabajos de corto plazo, que no es muy común acá. Para trabajar en Doha necesitas una Visa laboral que conlleva mucho gasto para el empleador. Acá se trabaja con contratos de largo plazo. Muchos argentinos vinieron solo por el Mundial y se fueron; los que se quedaron, fueron creciendo en las empresas y ascendieron de puesto. Tengo amigos que están en puestos jerárquicos en áreas relacionadas con el gas, petróleo, ingenieros y pilotos”.
La consagración argentina en Qatar trajo un efecto inmediato. Las autoridades de Doha, creadores de la zona llamada Barwa Barahat, donde se hospedaron alrededor de 17 mil personas durante la competencia deportiva, decidieron cambiarle el nombre para bautizarlo “Barrio Argentino” y le sumaron una postal de Messi levantando la Copa del Mundo, para darle un sello distintivo. Esta fue una de las pruebas cabales de la simpatía que generó Argentina en un país sin tradición futbolera.
“Además del Barwa, que es un complejo habitacional o estilo monoblock, otro tipo de infraestructura, como los estadios, quedaron a disposición de los ciudadanos. Las canchas, al tener aire acondicionado, sirven para eventos internacionales o para partidos de la liga local. Una de las particularidades es la playa que disfrutaron mucho de los argentinos en West Bay, que quedan en el centro de la ciudad y se hicieron especialmente para el Mundial. Una vez que terminó no se sabía si quedaban o no y finalmente las dejaron”, explicó Gianelli, conocedor de cómo es la vida en un país que fue anfitrión de uno de los mundiales más recordados.
Oriundo de Mar del Plata, Gianell llegó a Qatar en el año 2015 para sumar experiencia como preparador físico. En este país, donde, a priori, las costumbres son completamente diferentes a las de Argentina, el protagonista de esta historia logró juntarse con varios latinoamericanos para que la estadía sea más placentera. “Por suerte trabajé con argentinos en el equipo donde estoy y en lo laboral fue fácil adaptarme. Después vivir en Qatar es fácil porque no tenés muchos problemas, es muy seguro y todo es bastante sencillo”, cerró Gianelli, quien, lejos de su ciudad natal, y junto a su novia, María Belén, aún continúa celebrando la conquista de la Copa del Mundo.
El 18 de diciembre de 2022 es una fecha que quedará en la memoria de todos los argentinos. En Lusail, Qatar, la selección argentina venció por penales a Francia y se coronó campeón del mundo. A dos años de este suceso relevante en la historia del deporte nacional, los testimonios, desde Medio Oriente, tomaron aún más trascendencia para conocer cómo sigue la vida por esas latitudes.
En el caso de Pablo Gianelli, preparador físico de un equipo de vóley llamado Police, su experiencia fue más que satisfactoria. Desde su llegada a Qatar, su vida cambió radicalmente y, desde su experiencia, le contó a LA NACION cómo cambió la imagen del argentino en ese país, tras este acontecimiento deportivo que cortó la sequía de 36 años sin poder conseguir un Mundial.
“Acá el Mundial fue un hito, es como que la gente diferencia entre lo que pasó previo al Mundial y lo que pasó después de eso”, relató Gianelli, quien vive en la zona de La Perla, una isla que alojó a muchos argentinos durante la Copa. A su vez, aseguró que Qatar es un país con un “80% de inmigrantes de todo el mundo”, donde muchos de ellos aprovecharon la cita mundialista para hacer sus primeras armas en lo que respecta a la iniciación laboral.
A seis horas de diferencia con Argentina, Gianelli, quien vive hace nueve años en el país ubicado al oeste de Asia, expresó que el Mundial fue una “bisagra” y posicionó al argentino en la consideración de la población nativa. “Los argentinos teníamos el visto bueno en lo deportivo, pero después de que terminó la Copa del Mundo se empezaron a dar más oportunidades laborales en diferentes áreas”, expresó.
En esa misma línea, puntualizó: “En el Mundial lo que tenía que ver con gastronomía y hotelería aumentaron su staff. Contrataron a mucha gente de Latinoamérica para trabajos de corto plazo, que no es muy común acá. Para trabajar en Doha necesitas una Visa laboral que conlleva mucho gasto para el empleador. Acá se trabaja con contratos de largo plazo. Muchos argentinos vinieron solo por el Mundial y se fueron; los que se quedaron, fueron creciendo en las empresas y ascendieron de puesto. Tengo amigos que están en puestos jerárquicos en áreas relacionadas con el gas, petróleo, ingenieros y pilotos”.
La consagración argentina en Qatar trajo un efecto inmediato. Las autoridades de Doha, creadores de la zona llamada Barwa Barahat, donde se hospedaron alrededor de 17 mil personas durante la competencia deportiva, decidieron cambiarle el nombre para bautizarlo “Barrio Argentino” y le sumaron una postal de Messi levantando la Copa del Mundo, para darle un sello distintivo. Esta fue una de las pruebas cabales de la simpatía que generó Argentina en un país sin tradición futbolera.
“Además del Barwa, que es un complejo habitacional o estilo monoblock, otro tipo de infraestructura, como los estadios, quedaron a disposición de los ciudadanos. Las canchas, al tener aire acondicionado, sirven para eventos internacionales o para partidos de la liga local. Una de las particularidades es la playa que disfrutaron mucho de los argentinos en West Bay, que quedan en el centro de la ciudad y se hicieron especialmente para el Mundial. Una vez que terminó no se sabía si quedaban o no y finalmente las dejaron”, explicó Gianelli, conocedor de cómo es la vida en un país que fue anfitrión de uno de los mundiales más recordados.
Oriundo de Mar del Plata, Gianell llegó a Qatar en el año 2015 para sumar experiencia como preparador físico. En este país, donde, a priori, las costumbres son completamente diferentes a las de Argentina, el protagonista de esta historia logró juntarse con varios latinoamericanos para que la estadía sea más placentera. “Por suerte trabajé con argentinos en el equipo donde estoy y en lo laboral fue fácil adaptarme. Después vivir en Qatar es fácil porque no tenés muchos problemas, es muy seguro y todo es bastante sencillo”, cerró Gianelli, quien, lejos de su ciudad natal, y junto a su novia, María Belén, aún continúa celebrando la conquista de la Copa del Mundo.
Pablo Gianelli es preparador físico y vive en Qatar; su testimonio al cumplirse el segundo aniversario de la Copa del Mundo que logró la selección y cómo se modificó la imagen del argentino en ese lugar LA NACION