Un brazo robótico mostró un cartel a cámara: “¡Gracias por el apoyo!”. Se encontraba a 984 metros de profundidad, en el Atlántico argentino. Lo vieron 70.000 personas. Fue una despedida cargada de emoción, de la que participó, con ese pequeño gesto, hasta el ROV SuBastian, un robot submarino que fue clave en la expedición del Talud Continental IV, en las aguas del cañón de Mar del Plata, que empezó el 23 pasado y terminó este domingo.
La misión estuvo dirigida por la organización Schmidt Ocean y el Conicet, y la conformaron más de 30 científicos de diversas instituciones argentinas: el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), el Instituto de Biología de Organismos Marinos, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada, el Centro Austral de Investigaciones Científicas y el Instituto de Diversidad y Ecología Animal.
Aunque todavía es muy pronto para establecer el impacto científico, ya que en el buque —Falkor (too)— siguen recibiendo las muestras tomadas, los investigadores explicaron, con el correr de los días y las transmisiones, que este es un ambiente muy poco conocido hasta el momento. Fueron videos que impactaron en el público tanto por sus imágenes como por los descubrimientos y la revalorización de la ciencia argentina que conllevó. Su popularidad fue tal que, en varios momentos, alcanzó cerca de 80.000 personas a través de internet, que siguieron de cerca cada movimiento de la tripulación, de ese brazo robótico.
Daniel Lauretta es investigador del Conicet en MACN y jefe de la campaña Talud IV. En diálogo con LA NACION contó que, luego de esta última inmersión, ya están procesando todo el material. Van a ser todavía días movidos: reuniones internas el lunes, desembarco entre el martes y el miércoles, llegar a sus casas.
“A nivel científico, la campaña fue un éxito. Pudimos cumplir con los objetivos que nos habíamos propuesto, que es básicamente la exploración del cañón submarino Mar del Plata en busca de invertebrados y peces. Pudimos ver un montón de ambientes distintos, caracterizarlos, recolectar ejemplares, tomar muestras para análisis microplásticos, ciclos de carbono, muestras de agua, muestras de sedimentos”, enumeró. Los resultados reales, sin embargo, van a estar más adelante, tras la etapa que viene a continuación de procesado y análisis de datos.
Diego Horacio Rodríguez, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigador del Conicet, comentó sobre la campaña que se llevó adelante estos días, y aseguró que “sin duda alguna marcó un hito en los estudios de Ciencias del Mar” en el país.
“Si bien los descubrimientos científicos son notables y llevarán varios años de estudios detallados en laboratorio para llegar a conclusiones científicas de peso, sin duda alguna la inmediata repercusión pública a través del streaming fue el impacto mas notable. Decenas de miles de personas pudieron ver en tiempo real un mundo nuevo, silencioso y oscuro, pero que alberga una inimaginable y colorida biodiversidad. Fue la propia sociedad la que puso en importancia el conocimiento del mar profundo, valorando a los investigadores y las instituciones científicas de Argentina”, remarcó.
El especialista detalló que se trata de un ecosistema “extremadamente importante para el planeta”, que captura el 25% del carbono producido por las actividades humanas, absorbe y distribuye el calor solar acumulado en la superficie terrestre y regula el clima mundial. Muchas de las especies de peces e invertebrados en el Mar Argentino son fuentes de energía, minerales, alimentos y recursos biotecnológicos, un hecho que conlleva una “enorme responsabilidad para su aprovechamiento ambientalmente sostenible y socialmente justo”, explicó.
La expedición revalorizó el interés por el mar para gran parte de la sociedad argentina, lo cual potenciará las vocaciones de los jóvenes, algo que se evidenció durante estos días en las redes. Pero además, sostuvo el especialista, dejó en claro que es imprescindible contar con profesionales capacitados, equipamiento tecnológico de avanzada, una afianzada cooperación internacional y una visión moderna de la divulgación científica.
En la misma línea, Lauretta dijo, una vez más, que los sorprendió enormemente la repercusión de las transmisiones. “Creo que lo más importante ahí es que el foco no estaba puesto en nosotros, sino en la fauna, en los fondos profundos, y que el objetivo nuestro siempre es tratar de mostrar lo que hacemos para achicar la distancia entre la ciencia que se hace en los laboratorios y la gente”, opinó. También valorizó la calidad de las imágenes —los espectadores y ellos en el buque veían lo mismo— y a los científicos que se “engancharon en hablar”, explicar e interactuar con la gente.
Les alegra la adhesión de los más chicos, la cantidad de dibujos que recibieron: “Llegar a la gente es una alegría, y mucho más a los niños y las niñas, y si se despierta alguna vocación científica, aún mejor. Pero solamente con que se despierta un poco la curiosidad en general y sepan que estas faunas existen en el país, ya es suficiente”.
Por su parte, Rodríguez concluyó: “Paradójicamente, se dio en paralelo con un claro proceso de desmantelamiento del sistema científico-tecnológico del país llevado adelante por el gobierno nacional. El masivo recorte de becas de investigación, la suspensión de programas de compra de equipamiento, divulgación científica y cooperación internacional, como así también la casi nula financiación a nuevos proyectos de investigación y el ahogo presupuestario a las universidades públicas”.
Por otro lado, la impresión de los espectadores quedó registrada en los miles de comentarios compartidos a través de la plataforma YouTube. El domingo, en particular, como aquel cartel que se mostró debajo del agua, también estos estuvieron cargados de nostalgia y agradecimiento: “Gracias, aguante la ciencia argentina”, escribió, por ejemplo, Laura Lagomarsino. Otro, Eduardo Juan Ciocca, dijo: “Soy de esas personas que va de vacaciones a Mar del Plata. Ahora, cuando vuelva, voy a mirar hacia adelante y voy a pensar en todo lo bonito que ustedes hicieron y en las cosas que se encuentran debajo”. “El mejor streaming de mi vida”, afirmó Tadeo.
El mismo Schmidt Ocean Institute explica la importancia del trabajo en su página web, y destaca que es una zona en donde las dos corrientes que convergen en el Cañón Submarino de Mar del Plata, y que forman la Confluencia Brasil-Malvinas , ayudan a redistribuir el calor desde los trópicos hacia los polos y desempeñan un papel fundamental en el clima terrestre. “Si bien los científicos saben que estas corrientes sustentan los ecosistemas de los cañones submarinos, sus efectos nunca se han visualizado“, destacan.
Varios momentos llamaron la atención del público, por la maravilla, la ternura y la belleza de las imágenes: la “estrella culona”; el pulpo al que bautizaron Dumbo, por su semejanza al famoso elefante de Disney; una langosta que protegió a sus crías ante la presencia del SuBastian y llegó a atacar al brazo del robot. Medusas bioluminiscentes, un pulpo “de cristal”. Desde el comienzo del viaje, Lauretta afirmó que se encontraron animales nunca antes registrados en la zona.
La misión también se centró en el estudio de los sedimentos, en la realización de una cartografía del lecho. A su vez, como un punto fuerte de la investigación, se evaluará el impacto humano en las profundidades, desde la presencia de basura marina hasta la de microplásticos, como explicaron en varias ocasiones mientras recababan muestras del sedimento y corales, entre otros.
Aunque esta etapa llegó a su fin, habrá otra campaña sobre el talud uruguayo en la última semana de agosto, en la que participarán científicos del país vecino en su mayoría, y luego volverá a la Argentina a fines de septiembre para estudiar el sistema de Cañones Bahía Blanca, a 500 kilómetros a la altura de Viedma y el de Almirante Brown, a 450 kilómetros de Rawson, en la provincia de Chubut.
Un brazo robótico mostró un cartel a cámara: “¡Gracias por el apoyo!”. Se encontraba a 984 metros de profundidad, en el Atlántico argentino. Lo vieron 70.000 personas. Fue una despedida cargada de emoción, de la que participó, con ese pequeño gesto, hasta el ROV SuBastian, un robot submarino que fue clave en la expedición del Talud Continental IV, en las aguas del cañón de Mar del Plata, que empezó el 23 pasado y terminó este domingo.
La misión estuvo dirigida por la organización Schmidt Ocean y el Conicet, y la conformaron más de 30 científicos de diversas instituciones argentinas: el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), el Instituto de Biología de Organismos Marinos, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada, el Centro Austral de Investigaciones Científicas y el Instituto de Diversidad y Ecología Animal.
Aunque todavía es muy pronto para establecer el impacto científico, ya que en el buque —Falkor (too)— siguen recibiendo las muestras tomadas, los investigadores explicaron, con el correr de los días y las transmisiones, que este es un ambiente muy poco conocido hasta el momento. Fueron videos que impactaron en el público tanto por sus imágenes como por los descubrimientos y la revalorización de la ciencia argentina que conllevó. Su popularidad fue tal que, en varios momentos, alcanzó cerca de 80.000 personas a través de internet, que siguieron de cerca cada movimiento de la tripulación, de ese brazo robótico.
Daniel Lauretta es investigador del Conicet en MACN y jefe de la campaña Talud IV. En diálogo con LA NACION contó que, luego de esta última inmersión, ya están procesando todo el material. Van a ser todavía días movidos: reuniones internas el lunes, desembarco entre el martes y el miércoles, llegar a sus casas.
“A nivel científico, la campaña fue un éxito. Pudimos cumplir con los objetivos que nos habíamos propuesto, que es básicamente la exploración del cañón submarino Mar del Plata en busca de invertebrados y peces. Pudimos ver un montón de ambientes distintos, caracterizarlos, recolectar ejemplares, tomar muestras para análisis microplásticos, ciclos de carbono, muestras de agua, muestras de sedimentos”, enumeró. Los resultados reales, sin embargo, van a estar más adelante, tras la etapa que viene a continuación de procesado y análisis de datos.
Diego Horacio Rodríguez, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigador del Conicet, comentó sobre la campaña que se llevó adelante estos días, y aseguró que “sin duda alguna marcó un hito en los estudios de Ciencias del Mar” en el país.
“Si bien los descubrimientos científicos son notables y llevarán varios años de estudios detallados en laboratorio para llegar a conclusiones científicas de peso, sin duda alguna la inmediata repercusión pública a través del streaming fue el impacto mas notable. Decenas de miles de personas pudieron ver en tiempo real un mundo nuevo, silencioso y oscuro, pero que alberga una inimaginable y colorida biodiversidad. Fue la propia sociedad la que puso en importancia el conocimiento del mar profundo, valorando a los investigadores y las instituciones científicas de Argentina”, remarcó.
El especialista detalló que se trata de un ecosistema “extremadamente importante para el planeta”, que captura el 25% del carbono producido por las actividades humanas, absorbe y distribuye el calor solar acumulado en la superficie terrestre y regula el clima mundial. Muchas de las especies de peces e invertebrados en el Mar Argentino son fuentes de energía, minerales, alimentos y recursos biotecnológicos, un hecho que conlleva una “enorme responsabilidad para su aprovechamiento ambientalmente sostenible y socialmente justo”, explicó.
La expedición revalorizó el interés por el mar para gran parte de la sociedad argentina, lo cual potenciará las vocaciones de los jóvenes, algo que se evidenció durante estos días en las redes. Pero además, sostuvo el especialista, dejó en claro que es imprescindible contar con profesionales capacitados, equipamiento tecnológico de avanzada, una afianzada cooperación internacional y una visión moderna de la divulgación científica.
En la misma línea, Lauretta dijo, una vez más, que los sorprendió enormemente la repercusión de las transmisiones. “Creo que lo más importante ahí es que el foco no estaba puesto en nosotros, sino en la fauna, en los fondos profundos, y que el objetivo nuestro siempre es tratar de mostrar lo que hacemos para achicar la distancia entre la ciencia que se hace en los laboratorios y la gente”, opinó. También valorizó la calidad de las imágenes —los espectadores y ellos en el buque veían lo mismo— y a los científicos que se “engancharon en hablar”, explicar e interactuar con la gente.
Les alegra la adhesión de los más chicos, la cantidad de dibujos que recibieron: “Llegar a la gente es una alegría, y mucho más a los niños y las niñas, y si se despierta alguna vocación científica, aún mejor. Pero solamente con que se despierta un poco la curiosidad en general y sepan que estas faunas existen en el país, ya es suficiente”.
Por su parte, Rodríguez concluyó: “Paradójicamente, se dio en paralelo con un claro proceso de desmantelamiento del sistema científico-tecnológico del país llevado adelante por el gobierno nacional. El masivo recorte de becas de investigación, la suspensión de programas de compra de equipamiento, divulgación científica y cooperación internacional, como así también la casi nula financiación a nuevos proyectos de investigación y el ahogo presupuestario a las universidades públicas”.
Por otro lado, la impresión de los espectadores quedó registrada en los miles de comentarios compartidos a través de la plataforma YouTube. El domingo, en particular, como aquel cartel que se mostró debajo del agua, también estos estuvieron cargados de nostalgia y agradecimiento: “Gracias, aguante la ciencia argentina”, escribió, por ejemplo, Laura Lagomarsino. Otro, Eduardo Juan Ciocca, dijo: “Soy de esas personas que va de vacaciones a Mar del Plata. Ahora, cuando vuelva, voy a mirar hacia adelante y voy a pensar en todo lo bonito que ustedes hicieron y en las cosas que se encuentran debajo”. “El mejor streaming de mi vida”, afirmó Tadeo.
El mismo Schmidt Ocean Institute explica la importancia del trabajo en su página web, y destaca que es una zona en donde las dos corrientes que convergen en el Cañón Submarino de Mar del Plata, y que forman la Confluencia Brasil-Malvinas , ayudan a redistribuir el calor desde los trópicos hacia los polos y desempeñan un papel fundamental en el clima terrestre. “Si bien los científicos saben que estas corrientes sustentan los ecosistemas de los cañones submarinos, sus efectos nunca se han visualizado“, destacan.
Varios momentos llamaron la atención del público, por la maravilla, la ternura y la belleza de las imágenes: la “estrella culona”; el pulpo al que bautizaron Dumbo, por su semejanza al famoso elefante de Disney; una langosta que protegió a sus crías ante la presencia del SuBastian y llegó a atacar al brazo del robot. Medusas bioluminiscentes, un pulpo “de cristal”. Desde el comienzo del viaje, Lauretta afirmó que se encontraron animales nunca antes registrados en la zona.
La misión también se centró en el estudio de los sedimentos, en la realización de una cartografía del lecho. A su vez, como un punto fuerte de la investigación, se evaluará el impacto humano en las profundidades, desde la presencia de basura marina hasta la de microplásticos, como explicaron en varias ocasiones mientras recababan muestras del sedimento y corales, entre otros.
Aunque esta etapa llegó a su fin, habrá otra campaña sobre el talud uruguayo en la última semana de agosto, en la que participarán científicos del país vecino en su mayoría, y luego volverá a la Argentina a fines de septiembre para estudiar el sistema de Cañones Bahía Blanca, a 500 kilómetros a la altura de Viedma y el de Almirante Brown, a 450 kilómetros de Rawson, en la provincia de Chubut.
Esa fue la conclusión de Daniel Lauretta; el streaming superó en varias ocasiones los 70.000 espectadores; muchos momentos se volvieron virales; habrá otra misión a fines de septiembre en la Patagonia LA NACION