No llegaba de la mejor manera. Venía de dos derrotas consecutivas; de esas que plantean más interrogantes que respuestas y generan dudas tanto en el cuerpo técnico como en los aficionados. Sin embargo, la noche de este lunes acusó otra cosa. Con más ganas que juego, y por sobre todo mucha convicción, Racing derrotó 2-0 a Quilmes en Nueva Italia por la fecha 26 de la Primera Nacional y volvió a sumar de a tres para renovar las ilusiones de meterse en el reducido por el segundo ascenso a la primera división.
En cuanto al partido, que se disputó sobre un campo de juego en óptimas condiciones y frente a un marco de público aceptable (teniendo en consideración que arrancó pasadas las 21.10), tuvo a un local que peleó cada pelota como si fuera la última y se mostró muy preciso, sobre todo en el arranque, cuando agarró al Cervecero con la “guardia baja” y le embocó dos goles.
Los primeros veinte del PT fueron casi todos del local. El conjunto racinguista entró muy enchufado y, mediante la humanidad de Julián Vignolo, quien aprovechó a la perfección un error de un defensor rival, se puso en ventaja a dos minutos del arranque.
Luego del 1-0, que causó euforia en todo el Miguel Sancho, la visita intentó entrar en partido, pero, en gran medida por la vehemencia que mostraba el equipo cordobés, no conseguía hacer pie.
El segundo tanto llegó fruto de una combinación perfecta. A los 20 del PT, tras un centro de Matías Machado, Pablo Chavarría se filtró en la defensa de Quilmes y, de primera, metió un zapatazo que llevó el marcador a 2-0.
A partir de entonces, la visita recobró protagonismo y comenzó a jugar más. Pero no tuvo mucho éxito. Aunque consiguió visitar el área rival en algunas oportunidades, se chocó con una dura defensa de Racing y no pudo anotar. Al cierre del primer tiempo el encuentro estaba 2-0 para el local.
El complemento
El segundo tiempo fue más de lo mismo. Los dirigidos por la “Tota” Medina, entendiendo que estaban arriba, se dedicaron a administrar el partido y a contener a un Quilmes que por momentos lograba hilvanar pases y concretar algunos sustos; sustos que no pasaron de eso por la seguridad de Mauricio Maslovski al fondo.
Sobre el cierre, y tras varias modificaciones, la Academia buscó anotar el tercer gol, para así bajarle la persiana al encuentro y calmar el nerviosismo de sus hinchas. Pero no lo consiguió. Si bien tuvo oportunidades, la efectividad inicial no se hizo presente y no pudo anotar.
De todos modos, la historia estaba escrita. Pasados los seis minutos del descuento, el árbitro Joaquín Gil decretó el final del partido y puso a todos los hinchas de pie, quienes, a pesar de la irregularidad de su equipo a lo largo de la temporada, aún conservan eso que dicen es lo último que se pierde: la esperanza de ver a Racing disputando el reducido por el segundo ascenso a la primera división.
No llegaba de la mejor manera. Venía de dos derrotas consecutivas; de esas que plantean más interrogantes que respuestas y generan dudas tanto en el cuerpo técnico como en los aficionados. Sin embargo, la noche de este lunes acusó otra cosa. Con más ganas que juego, y por sobre todo mucha convicción, Racing derrotó 2-0 a Quilmes en Nueva Italia por la fecha 26 de la Primera Nacional y volvió a sumar de a tres para renovar las ilusiones de meterse en el reducido por el segundo ascenso a la primera división.
En cuanto al partido, que se disputó sobre un campo de juego en óptimas condiciones y frente a un marco de público aceptable (teniendo en consideración que arrancó pasadas las 21.10), tuvo a un local que peleó cada pelota como si fuera la última y se mostró muy preciso, sobre todo en el arranque, cuando agarró al Cervecero con la “guardia baja” y le embocó dos goles.
Los primeros veinte del PT fueron casi todos del local. El conjunto racinguista entró muy enchufado y, mediante la humanidad de Julián Vignolo, quien aprovechó a la perfección un error de un defensor rival, se puso en ventaja a dos minutos del arranque.
Luego del 1-0, que causó euforia en todo el Miguel Sancho, la visita intentó entrar en partido, pero, en gran medida por la vehemencia que mostraba el equipo cordobés, no conseguía hacer pie.
El segundo tanto llegó fruto de una combinación perfecta. A los 20 del PT, tras un centro de Matías Machado, Pablo Chavarría se filtró en la defensa de Quilmes y, de primera, metió un zapatazo que llevó el marcador a 2-0.
A partir de entonces, la visita recobró protagonismo y comenzó a jugar más. Pero no tuvo mucho éxito. Aunque consiguió visitar el área rival en algunas oportunidades, se chocó con una dura defensa de Racing y no pudo anotar. Al cierre del primer tiempo el encuentro estaba 2-0 para el local.
El complemento
El segundo tiempo fue más de lo mismo. Los dirigidos por la “Tota” Medina, entendiendo que estaban arriba, se dedicaron a administrar el partido y a contener a un Quilmes que por momentos lograba hilvanar pases y concretar algunos sustos; sustos que no pasaron de eso por la seguridad de Mauricio Maslovski al fondo.
Sobre el cierre, y tras varias modificaciones, la Academia buscó anotar el tercer gol, para así bajarle la persiana al encuentro y calmar el nerviosismo de sus hinchas. Pero no lo consiguió. Si bien tuvo oportunidades, la efectividad inicial no se hizo presente y no pudo anotar.
De todos modos, la historia estaba escrita. Pasados los seis minutos del descuento, el árbitro Joaquín Gil decretó el final del partido y puso a todos los hinchas de pie, quienes, a pesar de la irregularidad de su equipo a lo largo de la temporada, aún conservan eso que dicen es lo último que se pierde: la esperanza de ver a Racing disputando el reducido por el segundo ascenso a la primera división.
No llegaba de la mejor manera. Venía de dos derrotas consecutivas; de esas que plantean más interrogantes que respuestas y generan dudas tanto en el cuerpo técnico como en los aficionados. Sin embargo, la noche de este lunes acusó otra cosa. Con más ganas que juego, y por sobre todo mucha convicción, Racing derrotó 2-0 a Quilmes en Nueva Italia por la fecha 26 de la Primera Nacional y volvió a sumar de a tres para renovar las ilusiones de meterse en el reducido por el segundo ascenso a la primera división.En cuanto al partido, que se disputó sobre un campo de juego en óptimas condiciones y frente a un marco de público aceptable (teniendo en consideración que arrancó pasadas las 21.10), tuvo a un local que peleó cada pelota como si fuera la última y se mostró muy preciso, sobre todo en el arranque, cuando agarró al Cervecero con la “guardia baja” y le embocó dos goles.Los primeros veinte del PT fueron casi todos del local. El conjunto racinguista entró muy enchufado y, mediante la humanidad de Julián Vignolo, quien aprovechó a la perfección un error de un defensor rival, se puso en ventaja a dos minutos del arranque.Luego del 1-0, que causó euforia en todo el Miguel Sancho, la visita intentó entrar en partido, pero, en gran medida por la vehemencia que mostraba el equipo cordobés, no conseguía hacer pie.El segundo tanto llegó fruto de una combinación perfecta. A los 20 del PT, tras un centro de Matías Machado, Pablo Chavarría se filtró en la defensa de Quilmes y, de primera, metió un zapatazo que llevó el marcador a 2-0.A partir de entonces, la visita recobró protagonismo y comenzó a jugar más. Pero no tuvo mucho éxito. Aunque consiguió visitar el área rival en algunas oportunidades, se chocó con una dura defensa de Racing y no pudo anotar. Al cierre del primer tiempo el encuentro estaba 2-0 para el local.El complementoEl segundo tiempo fue más de lo mismo. Los dirigidos por la “Tota” Medina, entendiendo que estaban arriba, se dedicaron a administrar el partido y a contener a un Quilmes que por momentos lograba hilvanar pases y concretar algunos sustos; sustos que no pasaron de eso por la seguridad de Mauricio Maslovski al fondo.Sobre el cierre, y tras varias modificaciones, la Academia buscó anotar el tercer gol, para así bajarle la persiana al encuentro y calmar el nerviosismo de sus hinchas. Pero no lo consiguió. Si bien tuvo oportunidades, la efectividad inicial no se hizo presente y no pudo anotar.De todos modos, la historia estaba escrita. Pasados los seis minutos del descuento, el árbitro Joaquín Gil decretó el final del partido y puso a todos los hinchas de pie, quienes, a pesar de la irregularidad de su equipo a lo largo de la temporada, aún conservan eso que dicen es lo último que se pierde: la esperanza de ver a Racing disputando el reducido por el segundo ascenso a la primera división. La Voz