Cuando uno llega a estos hermosos y verdes valles, camino al autódromo, ya se imagina que se va a encontrar con algo diferente y distinto.
La autopista que separa a Viena de Spielberg (pequeña localidad que alberga al trazado) permanece en estado de reparación continuamente y los 200 kilómetros de distancia están rodeados de hermosas praderas y prolijos centros urbanos muy rurales, pero extremadamente ordenados y prolijos.
El Red Bull Ring, que pertenece a la marca de bebidas energéticas que es oriunda de este país, es muy bonito, veloz, muy técnico y está dotado de 10 curvas y largas rectas que permiten el sobrepaso, con 4.300 metros de plena adrenalina y acción. Tan es así que de los 20 autos que salen a girar, casi todos están dentro del mismo segundo. Aunque en la segunda tanda eso no resultó tan así.
Los pilotos lo conocen bien y Colapinto no es la excepción porque en categorías menores acá se corre mucho. Es un dibujo formativo (creado en 1969) para los deportistas juveniles desde que comienzan los pilotos se familiarizan con él desde pequeños.
Las instalaciones son modernas, la infraestructura es la ideal, debido a que es práctico y en sí mismo tiene una belleza superlativa. Su ubicación es geográficamente ideal pero como todo siempre hay algo para reclamar.
No hay ninguna ciudad super poblada cerca, a menos de 60 kilómetros, la hoteleria es insuficiente y cara. La gente, con sus Motorhome, se acomoda en torno a un predio lleno de color y vida durante el Gran Premio.
Recuerdo cuando me decían, hace muchos años, época en la que me iniciaba en esta profesión, que el autódromo Cabalen en Córdoba, estaba lejos de todo.
Siempre escuchaba (sin pretender valorizar su infraestructura) que era incómodo para la gente ir hasta camino a Alta Gracia, en la hoy comuna Santa Ana.
Con los años, gracias a los beneficios que la actividad me otorgó, con los viajes, pude desdramatizar ese concepto y desterrar la teoría.
Nürburgring en Alemania, Spa en Bélgica, Le Castelet en Francia, Moscú Raceway en Rusia, Sebring en Estados Unidos, Silverstone en Inglaterra, Le Sarthe en Francia y otros tantos, tienen historia, calidad y jerarquía, pero no son urbanísticamente adecuados para garantizar territorialmente una buena y cercana estadía.
En la macro, palabra que tanto se utiliza ahora, son complicados, pero en la micro, espectaculares.
Nuestro autódromo es sencillamente al revés. A pocos kilómetros tenés muchas opciones para pernoctar, aunque tengo en claro que con una carrera de F1 sería distinto. Pero eso, por ahora, no va a pasar. Y en la micro obviamente carece, por lógicas razones, de las bondades, reputación y honores de los arriba mencionados.
Se espera un marco espectacular este fin de semana en el Red Bull Ring. Las condiciones del tiempo invitan a venir, como así también la calidad del espectáculo. Los austriacos aman la Fórmula Uno y están acá para demostrarlo. Argentina, representada por Colapinto, dice presente como sucediera con otros, como el gran “Lole” Reutemann, que ganó en este país en el año 1974.
Es, en términos generales, un escenario diferente y dotado de todo lo necesario para vivir una fiesta.
Es por eso que acá estamos y esperamos el domingo poder ratificarlo. Cuando la bandera a cuadros marque el final, todos deben apresurarse para partir. En menos de siete días, los espera Silverstone en Inglaterra, templo de la velocidad plagado de historia. Carrera bautismo del certamen en 1950.
Cuando uno llega a estos hermosos y verdes valles, camino al autódromo, ya se imagina que se va a encontrar con algo diferente y distinto.
La autopista que separa a Viena de Spielberg (pequeña localidad que alberga al trazado) permanece en estado de reparación continuamente y los 200 kilómetros de distancia están rodeados de hermosas praderas y prolijos centros urbanos muy rurales, pero extremadamente ordenados y prolijos.
El Red Bull Ring, que pertenece a la marca de bebidas energéticas que es oriunda de este país, es muy bonito, veloz, muy técnico y está dotado de 10 curvas y largas rectas que permiten el sobrepaso, con 4.300 metros de plena adrenalina y acción. Tan es así que de los 20 autos que salen a girar, casi todos están dentro del mismo segundo. Aunque en la segunda tanda eso no resultó tan así.
Los pilotos lo conocen bien y Colapinto no es la excepción porque en categorías menores acá se corre mucho. Es un dibujo formativo (creado en 1969) para los deportistas juveniles desde que comienzan los pilotos se familiarizan con él desde pequeños.
Las instalaciones son modernas, la infraestructura es la ideal, debido a que es práctico y en sí mismo tiene una belleza superlativa. Su ubicación es geográficamente ideal pero como todo siempre hay algo para reclamar.
No hay ninguna ciudad super poblada cerca, a menos de 60 kilómetros, la hoteleria es insuficiente y cara. La gente, con sus Motorhome, se acomoda en torno a un predio lleno de color y vida durante el Gran Premio.
Recuerdo cuando me decían, hace muchos años, época en la que me iniciaba en esta profesión, que el autódromo Cabalen en Córdoba, estaba lejos de todo.
Siempre escuchaba (sin pretender valorizar su infraestructura) que era incómodo para la gente ir hasta camino a Alta Gracia, en la hoy comuna Santa Ana.
Con los años, gracias a los beneficios que la actividad me otorgó, con los viajes, pude desdramatizar ese concepto y desterrar la teoría.
Nürburgring en Alemania, Spa en Bélgica, Le Castelet en Francia, Moscú Raceway en Rusia, Sebring en Estados Unidos, Silverstone en Inglaterra, Le Sarthe en Francia y otros tantos, tienen historia, calidad y jerarquía, pero no son urbanísticamente adecuados para garantizar territorialmente una buena y cercana estadía.
En la macro, palabra que tanto se utiliza ahora, son complicados, pero en la micro, espectaculares.
Nuestro autódromo es sencillamente al revés. A pocos kilómetros tenés muchas opciones para pernoctar, aunque tengo en claro que con una carrera de F1 sería distinto. Pero eso, por ahora, no va a pasar. Y en la micro obviamente carece, por lógicas razones, de las bondades, reputación y honores de los arriba mencionados.
Se espera un marco espectacular este fin de semana en el Red Bull Ring. Las condiciones del tiempo invitan a venir, como así también la calidad del espectáculo. Los austriacos aman la Fórmula Uno y están acá para demostrarlo. Argentina, representada por Colapinto, dice presente como sucediera con otros, como el gran “Lole” Reutemann, que ganó en este país en el año 1974.
Es, en términos generales, un escenario diferente y dotado de todo lo necesario para vivir una fiesta.
Es por eso que acá estamos y esperamos el domingo poder ratificarlo. Cuando la bandera a cuadros marque el final, todos deben apresurarse para partir. En menos de siete días, los espera Silverstone en Inglaterra, templo de la velocidad plagado de historia. Carrera bautismo del certamen en 1950.
Cuando uno llega a estos hermosos y verdes valles, camino al autódromo, ya se imagina que se va a encontrar con algo diferente y distinto.La autopista que separa a Viena de Spielberg (pequeña localidad que alberga al trazado) permanece en estado de reparación continuamente y los 200 kilómetros de distancia están rodeados de hermosas praderas y prolijos centros urbanos muy rurales, pero extremadamente ordenados y prolijos.El Red Bull Ring, que pertenece a la marca de bebidas energéticas que es oriunda de este país, es muy bonito, veloz, muy técnico y está dotado de 10 curvas y largas rectas que permiten el sobrepaso, con 4.300 metros de plena adrenalina y acción. Tan es así que de los 20 autos que salen a girar, casi todos están dentro del mismo segundo. Aunque en la segunda tanda eso no resultó tan así.Los pilotos lo conocen bien y Colapinto no es la excepción porque en categorías menores acá se corre mucho. Es un dibujo formativo (creado en 1969) para los deportistas juveniles desde que comienzan los pilotos se familiarizan con él desde pequeños.Las instalaciones son modernas, la infraestructura es la ideal, debido a que es práctico y en sí mismo tiene una belleza superlativa. Su ubicación es geográficamente ideal pero como todo siempre hay algo para reclamar.No hay ninguna ciudad super poblada cerca, a menos de 60 kilómetros, la hoteleria es insuficiente y cara. La gente, con sus Motorhome, se acomoda en torno a un predio lleno de color y vida durante el Gran Premio.Recuerdo cuando me decían, hace muchos años, época en la que me iniciaba en esta profesión, que el autódromo Cabalen en Córdoba, estaba lejos de todo.Siempre escuchaba (sin pretender valorizar su infraestructura) que era incómodo para la gente ir hasta camino a Alta Gracia, en la hoy comuna Santa Ana.Con los años, gracias a los beneficios que la actividad me otorgó, con los viajes, pude desdramatizar ese concepto y desterrar la teoría.Nürburgring en Alemania, Spa en Bélgica, Le Castelet en Francia, Moscú Raceway en Rusia, Sebring en Estados Unidos, Silverstone en Inglaterra, Le Sarthe en Francia y otros tantos, tienen historia, calidad y jerarquía, pero no son urbanísticamente adecuados para garantizar territorialmente una buena y cercana estadía.En la macro, palabra que tanto se utiliza ahora, son complicados, pero en la micro, espectaculares.Nuestro autódromo es sencillamente al revés. A pocos kilómetros tenés muchas opciones para pernoctar, aunque tengo en claro que con una carrera de F1 sería distinto. Pero eso, por ahora, no va a pasar. Y en la micro obviamente carece, por lógicas razones, de las bondades, reputación y honores de los arriba mencionados.Se espera un marco espectacular este fin de semana en el Red Bull Ring. Las condiciones del tiempo invitan a venir, como así también la calidad del espectáculo. Los austriacos aman la Fórmula Uno y están acá para demostrarlo. Argentina, representada por Colapinto, dice presente como sucediera con otros, como el gran “Lole” Reutemann, que ganó en este país en el año 1974.Es, en términos generales, un escenario diferente y dotado de todo lo necesario para vivir una fiesta. Es por eso que acá estamos y esperamos el domingo poder ratificarlo. Cuando la bandera a cuadros marque el final, todos deben apresurarse para partir. En menos de siete días, los espera Silverstone en Inglaterra, templo de la velocidad plagado de historia. Carrera bautismo del certamen en 1950. La Voz