Entre leales, socios históricos y nombres con peso: así quedó la nueva CD de Instituto

En Instituto no habrá elecciones. No porque no toque —estaban previstas para este 24 de agosto—, sino porque no será necesario. Es que no habrá oposición al oficialismo que lidera Juan Manuel Cavagliatto. Y entonces no hay campaña con afiches pegados por los postes de Jujuy y Sucre.

A la luz de los hechos, la gestión de Cavagliatto fue considerada por la mayoría como suficiente, firme y ordenada. Y esa situación, en un club históricamente intenso en disputas políticas, llamó la atención.

De esta manera, con asamblea y sin urnas, el presidente seguirá al frente del club de Alta Córdoba por cuatro años más. Lo hará con una “mesa chica” que ya venía gestionando a su lado, y con algunas presencias que se integran al círculo de confianza que hoy define el presente —y proyecta el futuro— de la institución.

Una de esas caras es la de Edgar Eladio Luján. Camionero, literal y simbólicamente. Fue secretario general del gremio en Córdoba, pero su vínculo con Instituto viene de antes, desde hace más de dos décadas como socio y desde hace siete años como colaborador en el básquet.

Siempre cerca de Cavagliatto, al que llama “el Pollo” como quien lo conoce más allá del protocolo dirigencial, Luján es uno de los que está cuando el día a día se complica más de la cuenta. Siempre estuvo ahí para la dirigencia.

Además continúa Pablo Gabriel Nepote, el tesorero del club. Trabajador incansable, es de esos dirigentes que no figuran en la agenda pública pero que está en todas. Es amigo personal de Cavagliatto, compañero de viajes, socio de gestiones y silencioso sostén de este modelo que devolvió a Instituto a Primera y lo mantiene en los dos frentes: fútbol y básquet.

Gastón Defagot, en tanto, vuelve a la primera línea. Fue presidente de Instituto en momentos bravos, antes de que llegara Roberto Castoldi. Su nombre quedó ligado al inicio de la etapa de ordenamiento económico que hoy se celebra en los pasillos del club. Todo indica que será uno de los vicepresidentes.

Uno que sigue dentro del esquema, aunque con un perfil mucho más bajo que en etapas anteriores, es Juan Gustavo Domínguez.

Actual vicepresidente primero y presidente de Tecnored S.A. —la empresa que llevó adelante la renovación lumínica del Monumental—, supo ser una de las figuras más visibles de la gestión. Sin embargo, en los últimos meses se lo ha visto poco por La Agustina y por el club.

Su presencia se volvió más esporádica, aunque puertas adentro sigue siendo un dirigente valorado por Cavagliatto, que le reconoce haber estado en momentos clave del proceso. Su rol a futuro aún no está del todo claro, pero el aprecio del presidente se mantiene intacto.

A la lista se suman nombres conocidos de la escena local. El constructor Francisco Vaccaro, referente del Foro Productivo de la Zona Norte; el empresario Víctor Seco (Motos Brava); Néstor “Gitana” Mazzei; Eduardo “Mamadera” Anelli (exjugador del club), Damián Ernesto Bizzi (exvocero del Souem) y Martín Jaime, entre otros. Personas que venían trabajando, que suman desde su rubro y que, como suele decirse en la tribuna, “pone para el club”.

Hay otros nombres que en algún sector de la masa societaria generan ruido. Lo dicho, Instituto siempre tuvo una vida política intensa y en todas las listas hay nombres que generan visiones encontradas. Y más si vienen del mundo político.

Uno de esos casos es el de Leonardo Limia, actual legislador y excandidato a presidente del club.

Otro es el de Alberto “Tucho” Ambrosio, funcionario del municipio y con paso por la Legislatura.

De esta manera, Cavagliatto arma su equipo dirigencial como armó el club: sin grandes discordancias, pero con decisión. Y el hecho de que nadie le compita es todo un mensaje. En Alta Córdoba, por ahora, hay orden. Y eso, por estos días, no es poco.

En Instituto no habrá elecciones. No porque no toque —estaban previstas para este 24 de agosto—, sino porque no será necesario. Es que no habrá oposición al oficialismo que lidera Juan Manuel Cavagliatto. Y entonces no hay campaña con afiches pegados por los postes de Jujuy y Sucre.

A la luz de los hechos, la gestión de Cavagliatto fue considerada por la mayoría como suficiente, firme y ordenada. Y esa situación, en un club históricamente intenso en disputas políticas, llamó la atención.

De esta manera, con asamblea y sin urnas, el presidente seguirá al frente del club de Alta Córdoba por cuatro años más. Lo hará con una “mesa chica” que ya venía gestionando a su lado, y con algunas presencias que se integran al círculo de confianza que hoy define el presente —y proyecta el futuro— de la institución.

Una de esas caras es la de Edgar Eladio Luján. Camionero, literal y simbólicamente. Fue secretario general del gremio en Córdoba, pero su vínculo con Instituto viene de antes, desde hace más de dos décadas como socio y desde hace siete años como colaborador en el básquet.

Siempre cerca de Cavagliatto, al que llama “el Pollo” como quien lo conoce más allá del protocolo dirigencial, Luján es uno de los que está cuando el día a día se complica más de la cuenta. Siempre estuvo ahí para la dirigencia.

Además continúa Pablo Gabriel Nepote, el tesorero del club. Trabajador incansable, es de esos dirigentes que no figuran en la agenda pública pero que está en todas. Es amigo personal de Cavagliatto, compañero de viajes, socio de gestiones y silencioso sostén de este modelo que devolvió a Instituto a Primera y lo mantiene en los dos frentes: fútbol y básquet.

Gastón Defagot, en tanto, vuelve a la primera línea. Fue presidente de Instituto en momentos bravos, antes de que llegara Roberto Castoldi. Su nombre quedó ligado al inicio de la etapa de ordenamiento económico que hoy se celebra en los pasillos del club. Todo indica que será uno de los vicepresidentes.

Uno que sigue dentro del esquema, aunque con un perfil mucho más bajo que en etapas anteriores, es Juan Gustavo Domínguez.

Actual vicepresidente primero y presidente de Tecnored S.A. —la empresa que llevó adelante la renovación lumínica del Monumental—, supo ser una de las figuras más visibles de la gestión. Sin embargo, en los últimos meses se lo ha visto poco por La Agustina y por el club.

Su presencia se volvió más esporádica, aunque puertas adentro sigue siendo un dirigente valorado por Cavagliatto, que le reconoce haber estado en momentos clave del proceso. Su rol a futuro aún no está del todo claro, pero el aprecio del presidente se mantiene intacto.

A la lista se suman nombres conocidos de la escena local. El constructor Francisco Vaccaro, referente del Foro Productivo de la Zona Norte; el empresario Víctor Seco (Motos Brava); Néstor “Gitana” Mazzei; Eduardo “Mamadera” Anelli (exjugador del club), Damián Ernesto Bizzi (exvocero del Souem) y Martín Jaime, entre otros. Personas que venían trabajando, que suman desde su rubro y que, como suele decirse en la tribuna, “pone para el club”.

Hay otros nombres que en algún sector de la masa societaria generan ruido. Lo dicho, Instituto siempre tuvo una vida política intensa y en todas las listas hay nombres que generan visiones encontradas. Y más si vienen del mundo político.

Uno de esos casos es el de Leonardo Limia, actual legislador y excandidato a presidente del club.

Otro es el de Alberto “Tucho” Ambrosio, funcionario del municipio y con paso por la Legislatura.

De esta manera, Cavagliatto arma su equipo dirigencial como armó el club: sin grandes discordancias, pero con decisión. Y el hecho de que nadie le compita es todo un mensaje. En Alta Córdoba, por ahora, hay orden. Y eso, por estos días, no es poco.

 En Instituto no habrá elecciones. No porque no toque —estaban previstas para este 24 de agosto—, sino porque no será necesario. Es que no habrá oposición al oficialismo que lidera Juan Manuel Cavagliatto. Y entonces no hay campaña con afiches pegados por los postes de Jujuy y Sucre. A la luz de los hechos, la gestión de Cavagliatto fue considerada por la mayoría como suficiente, firme y ordenada. Y esa situación, en un club históricamente intenso en disputas políticas, llamó la atención.De esta manera, con asamblea y sin urnas, el presidente seguirá al frente del club de Alta Córdoba por cuatro años más. Lo hará con una “mesa chica” que ya venía gestionando a su lado, y con algunas presencias que se integran al círculo de confianza que hoy define el presente —y proyecta el futuro— de la institución.Una de esas caras es la de Edgar Eladio Luján. Camionero, literal y simbólicamente. Fue secretario general del gremio en Córdoba, pero su vínculo con Instituto viene de antes, desde hace más de dos décadas como socio y desde hace siete años como colaborador en el básquet. Siempre cerca de Cavagliatto, al que llama “el Pollo” como quien lo conoce más allá del protocolo dirigencial, Luján es uno de los que está cuando el día a día se complica más de la cuenta. Siempre estuvo ahí para la dirigencia. Además continúa Pablo Gabriel Nepote, el tesorero del club. Trabajador incansable, es de esos dirigentes que no figuran en la agenda pública pero que está en todas. Es amigo personal de Cavagliatto, compañero de viajes, socio de gestiones y silencioso sostén de este modelo que devolvió a Instituto a Primera y lo mantiene en los dos frentes: fútbol y básquet.Gastón Defagot, en tanto, vuelve a la primera línea. Fue presidente de Instituto en momentos bravos, antes de que llegara Roberto Castoldi. Su nombre quedó ligado al inicio de la etapa de ordenamiento económico que hoy se celebra en los pasillos del club. Todo indica que será uno de los vicepresidentes.Uno que sigue dentro del esquema, aunque con un perfil mucho más bajo que en etapas anteriores, es Juan Gustavo Domínguez. Actual vicepresidente primero y presidente de Tecnored S.A. —la empresa que llevó adelante la renovación lumínica del Monumental—, supo ser una de las figuras más visibles de la gestión. Sin embargo, en los últimos meses se lo ha visto poco por La Agustina y por el club. Su presencia se volvió más esporádica, aunque puertas adentro sigue siendo un dirigente valorado por Cavagliatto, que le reconoce haber estado en momentos clave del proceso. Su rol a futuro aún no está del todo claro, pero el aprecio del presidente se mantiene intacto.A la lista se suman nombres conocidos de la escena local. El constructor Francisco Vaccaro, referente del Foro Productivo de la Zona Norte; el empresario Víctor Seco (Motos Brava); Néstor “Gitana” Mazzei; Eduardo “Mamadera” Anelli (exjugador del club), Damián Ernesto Bizzi (exvocero del Souem) y Martín Jaime, entre otros. Personas que venían trabajando, que suman desde su rubro y que, como suele decirse en la tribuna, “pone para el club”.Hay otros nombres que en algún sector de la masa societaria generan ruido. Lo dicho, Instituto siempre tuvo una vida política intensa y en todas las listas hay nombres que generan visiones encontradas. Y más si vienen del mundo político. Uno de esos casos es el de Leonardo Limia, actual legislador y excandidato a presidente del club. Otro es el de Alberto “Tucho” Ambrosio, funcionario del municipio y con paso por la Legislatura. De esta manera, Cavagliatto arma su equipo dirigencial como armó el club: sin grandes discordancias, pero con decisión. Y el hecho de que nadie le compita es todo un mensaje. En Alta Córdoba, por ahora, hay orden. Y eso, por estos días, no es poco.  La Voz