Instituto vivió el viernes por la noche una de esas jornadas que nadie quiere recordar, pero que quedan marcadas a fuego. En Alta Córdoba, ante su gente y en su casa, la Gloria sufrió una caída tan dura como inesperada: 4 a 0 frente a un modesto Unión de Santa Fe, en apenas un tiempo de juego.
Lo que se vio en los primeros 45 minutos fue un desconcierto total. Para el minuto 20, el marcador ya estaba sentenciado. Las miradas incrédulas en la platea reflejaban lo que pasaba en el césped del Monumental.
“En 15 años de cancha jamás vi algo así”, decía un joven al borde de la resignación. Más atrás, un hincha de toda la vida agregaba: “Hace más de 30 años que vengo y no recuerdo que nos hayamos ido 4 a 0 abajo en un entretiempo”. Los memoriosos apelaban a goleadas del pasado, como el 5-0 de Independiente en 2006 con Sergio “el Kun” Agüero en sus comienzos, o el 5-0 de Arsenal en la vieja B Nacional en 2002. Pero un 4-0 en media hora, en Alta Córdoba, no aparecía en ningún registro de las últimas décadas.
Ese resultado, más allá del golpe deportivo, dejó al descubierto una herida más profunda: la actitud. En el club reconocen que eso fue lo que más dolió, lo que más molestó a propios y extraños.
Por eso en las últimas horas se multiplicaron las reuniones. Hubo charlas con el entrenador Daniel Oldrá y con el manager Federico Bessone. También hubo un contacto con el capitán Fernando Alarcón, que no podrá estar frente a San Lorenzo tras ver la roja el viernes.
El propio Oldrá asumió la responsabilidad con un mensaje claro en la conferencia: “Fue un partido muy raro, muy atípico. En 20 minutos íbamos perdiendo 4 a 0. Tengo mucha vergüenza deportiva. El único responsable soy yo, no mis futbolistas ni nadie más. Me tengo que hacer cargo de este momento”.
Y agregó: “Estos partidos, cuando te dan esos cachetazos, no es fácil para nadie. Ni para los que están afuera mirando ni para los futbolistas. Quiero creer que son momentos que uno tiene en un partido y las cosas no salen. El único responsable soy yo”.
La rápida revancha será este sábado, a las 14.30, en el Nuevo Gasómetro ante San Lorenzo. Allí Instituto tiene la chance de demostrar que lo ocurrido ante Unión fue una excepción y no la regla. Lo cierto es que los sueños de copas internacionales quedaron lejanos, y la prioridad pasa por sumar para no complicarse con el descenso y volver a pelear, al menos, por un lugar en los playoffs del Clausura.
La directiva de momento no puso en duda la continuidad del DT, aunque espera una autocrítica profunda y un cambio de actitud inmediato. El mensaje es claro: no se puede repetir una imagen como la del viernes. Ni desde el resultado, ni desde la entrega.
Porque más allá de lo táctico o lo estratégico, lo que la gente de Instituto no negocia es la dignidad de ver a su equipo dejar todo en cada pelota. El hincha de la Gloria está curtido y sabe de derrotas pero difícilmente se banque algo así otra vez.
El desafío será no olvidar el papelón, pero usarlo como impulso. Porque no hay paciencia para otra noche así ni en la dirigencia ni en los socios.
Incluso la gente ya hizo su parte el viernes: llenó buena parte de la cancha y alentó hasta que no hubo más remedio que tragar bronca. Ahora le toca al equipo devolver ese compromiso, demostrar que lo de Unión fue un accidente y no una postal repetida. Porque la Gloria no puede permitirse otra vergüenza así.
Posiciones en la Liga Profesional
Instituto vivió el viernes por la noche una de esas jornadas que nadie quiere recordar, pero que quedan marcadas a fuego. En Alta Córdoba, ante su gente y en su casa, la Gloria sufrió una caída tan dura como inesperada: 4 a 0 frente a un modesto Unión de Santa Fe, en apenas un tiempo de juego.
Lo que se vio en los primeros 45 minutos fue un desconcierto total. Para el minuto 20, el marcador ya estaba sentenciado. Las miradas incrédulas en la platea reflejaban lo que pasaba en el césped del Monumental.
“En 15 años de cancha jamás vi algo así”, decía un joven al borde de la resignación. Más atrás, un hincha de toda la vida agregaba: “Hace más de 30 años que vengo y no recuerdo que nos hayamos ido 4 a 0 abajo en un entretiempo”. Los memoriosos apelaban a goleadas del pasado, como el 5-0 de Independiente en 2006 con Sergio “el Kun” Agüero en sus comienzos, o el 5-0 de Arsenal en la vieja B Nacional en 2002. Pero un 4-0 en media hora, en Alta Córdoba, no aparecía en ningún registro de las últimas décadas.
Ese resultado, más allá del golpe deportivo, dejó al descubierto una herida más profunda: la actitud. En el club reconocen que eso fue lo que más dolió, lo que más molestó a propios y extraños.
Por eso en las últimas horas se multiplicaron las reuniones. Hubo charlas con el entrenador Daniel Oldrá y con el manager Federico Bessone. También hubo un contacto con el capitán Fernando Alarcón, que no podrá estar frente a San Lorenzo tras ver la roja el viernes.
El propio Oldrá asumió la responsabilidad con un mensaje claro en la conferencia: “Fue un partido muy raro, muy atípico. En 20 minutos íbamos perdiendo 4 a 0. Tengo mucha vergüenza deportiva. El único responsable soy yo, no mis futbolistas ni nadie más. Me tengo que hacer cargo de este momento”.
Y agregó: “Estos partidos, cuando te dan esos cachetazos, no es fácil para nadie. Ni para los que están afuera mirando ni para los futbolistas. Quiero creer que son momentos que uno tiene en un partido y las cosas no salen. El único responsable soy yo”.
La rápida revancha será este sábado, a las 14.30, en el Nuevo Gasómetro ante San Lorenzo. Allí Instituto tiene la chance de demostrar que lo ocurrido ante Unión fue una excepción y no la regla. Lo cierto es que los sueños de copas internacionales quedaron lejanos, y la prioridad pasa por sumar para no complicarse con el descenso y volver a pelear, al menos, por un lugar en los playoffs del Clausura.
La directiva de momento no puso en duda la continuidad del DT, aunque espera una autocrítica profunda y un cambio de actitud inmediato. El mensaje es claro: no se puede repetir una imagen como la del viernes. Ni desde el resultado, ni desde la entrega.
Porque más allá de lo táctico o lo estratégico, lo que la gente de Instituto no negocia es la dignidad de ver a su equipo dejar todo en cada pelota. El hincha de la Gloria está curtido y sabe de derrotas pero difícilmente se banque algo así otra vez.
El desafío será no olvidar el papelón, pero usarlo como impulso. Porque no hay paciencia para otra noche así ni en la dirigencia ni en los socios.
Incluso la gente ya hizo su parte el viernes: llenó buena parte de la cancha y alentó hasta que no hubo más remedio que tragar bronca. Ahora le toca al equipo devolver ese compromiso, demostrar que lo de Unión fue un accidente y no una postal repetida. Porque la Gloria no puede permitirse otra vergüenza así.
Posiciones en la Liga Profesional
Instituto vivió el viernes por la noche una de esas jornadas que nadie quiere recordar, pero que quedan marcadas a fuego. En Alta Córdoba, ante su gente y en su casa, la Gloria sufrió una caída tan dura como inesperada: 4 a 0 frente a un modesto Unión de Santa Fe, en apenas un tiempo de juego.Lo que se vio en los primeros 45 minutos fue un desconcierto total. Para el minuto 20, el marcador ya estaba sentenciado. Las miradas incrédulas en la platea reflejaban lo que pasaba en el césped del Monumental. “En 15 años de cancha jamás vi algo así”, decía un joven al borde de la resignación. Más atrás, un hincha de toda la vida agregaba: “Hace más de 30 años que vengo y no recuerdo que nos hayamos ido 4 a 0 abajo en un entretiempo”. Los memoriosos apelaban a goleadas del pasado, como el 5-0 de Independiente en 2006 con Sergio “el Kun” Agüero en sus comienzos, o el 5-0 de Arsenal en la vieja B Nacional en 2002. Pero un 4-0 en media hora, en Alta Córdoba, no aparecía en ningún registro de las últimas décadas.Ese resultado, más allá del golpe deportivo, dejó al descubierto una herida más profunda: la actitud. En el club reconocen que eso fue lo que más dolió, lo que más molestó a propios y extraños. Por eso en las últimas horas se multiplicaron las reuniones. Hubo charlas con el entrenador Daniel Oldrá y con el manager Federico Bessone. También hubo un contacto con el capitán Fernando Alarcón, que no podrá estar frente a San Lorenzo tras ver la roja el viernes.El propio Oldrá asumió la responsabilidad con un mensaje claro en la conferencia: “Fue un partido muy raro, muy atípico. En 20 minutos íbamos perdiendo 4 a 0. Tengo mucha vergüenza deportiva. El único responsable soy yo, no mis futbolistas ni nadie más. Me tengo que hacer cargo de este momento”.Y agregó: “Estos partidos, cuando te dan esos cachetazos, no es fácil para nadie. Ni para los que están afuera mirando ni para los futbolistas. Quiero creer que son momentos que uno tiene en un partido y las cosas no salen. El único responsable soy yo”.La rápida revancha será este sábado, a las 14.30, en el Nuevo Gasómetro ante San Lorenzo. Allí Instituto tiene la chance de demostrar que lo ocurrido ante Unión fue una excepción y no la regla. Lo cierto es que los sueños de copas internacionales quedaron lejanos, y la prioridad pasa por sumar para no complicarse con el descenso y volver a pelear, al menos, por un lugar en los playoffs del Clausura.La directiva de momento no puso en duda la continuidad del DT, aunque espera una autocrítica profunda y un cambio de actitud inmediato. El mensaje es claro: no se puede repetir una imagen como la del viernes. Ni desde el resultado, ni desde la entrega.Porque más allá de lo táctico o lo estratégico, lo que la gente de Instituto no negocia es la dignidad de ver a su equipo dejar todo en cada pelota. El hincha de la Gloria está curtido y sabe de derrotas pero difícilmente se banque algo así otra vez.El desafío será no olvidar el papelón, pero usarlo como impulso. Porque no hay paciencia para otra noche así ni en la dirigencia ni en los socios. Incluso la gente ya hizo su parte el viernes: llenó buena parte de la cancha y alentó hasta que no hubo más remedio que tragar bronca. Ahora le toca al equipo devolver ese compromiso, demostrar que lo de Unión fue un accidente y no una postal repetida. Porque la Gloria no puede permitirse otra vergüenza así.Posiciones en la Liga Profesional La Voz