La desilusión de los indígenas que apoyaron a Evo Morales y al MAS: “Nos traicionaron”

LA PAZ.- Evo Morales siempre se presentó a sí mismo con orgullo como el “primer presidente indígena”, y definió las dos décadas de gobierno del MAS, que muy probablemente concluirán en noviembre próximo, como la etapa de mayores avances para las 36 naciones que conforman esta república “plurinacional”.

Pero los líderes indígenas con los que habló LA NACION —muchos de ellos parte del “masismo” desde sus orígenes— coinciden en una misma conclusión: “Evo nos traicionó”. El exmandatario perdió el apoyo masivo del 62% de la población que se reconoce como indígena, en un país que ostenta el mayor porcentaje de comunidades originarias de toda América Latina. Su base dura quedó reducida hoy a los grupos de cocaleros de su bastión de El Chapare.

La líder e influencer aymara Sayuri Loza, de 42 años, todavía recuerda los tiempos de su infancia a fines de los 80 cuando en su escuela de La Paz sus compañeras la discriminaban como “la chola”. Compara aquello con la emoción que tuvo a sus siete años, en 1989, cuando su mamá, la legendaria Remedios Loza (1949-2018), se convirtió en la primera legisladora indígena que entró al Parlamento boliviano vestida con su colorida pollera aymara y sombrero bombín negro.

“Mamá se hizo famosa primero como presentadora de radio y televisión en una época en que las mujeres indígenas debían quitarse el sombrero si querían ingresar a una oficina pública. Pero ella siempre reivindicó su uso en todo momento. E incluso venían ella o mi tía a buscarme a la escuela vestidas así”, recordó Loza en diálogo con LA NACION.

El nombre “Sayuri” en aymara significa “renacer”, y ese renacimiento de la cultura indígena es lo que impulsó Remedios Loza desde el Parlamento a partir de 1989, 27 años antes de la llegada de Evo Morales al poder.

“La relación de mi madre luego con Evo fue muy tirante. Él quería aprovechar el prestigio que ella tenía en su propio interés. Siempre fue muy autoritario: ‘La comadre quiere todo’, ironizó Evo frente a Remedios. ‘Tú vas a ir como mi diputada, y se acabó’, le dijo cuando estaba armando la campaña con la que llegó al gobierno en 2006″, contó la hija de la primera legisladora aymara. “Como mi madre no se dejó manipular, al día siguiente nos hicieron en la puerta de casa un grafiti que todavía sigue allí y dice: ‘Evo soberanía’”, recordó.

Sayuri Loza, que hoy es muy activa en redes sociales y analista política en televisión, es historiadora, con una especialización en Historia del Arte realizada en Japón. A pesar de su vida urbana y su formación académica universal, se reivindica como aymara y explicó qué significa para ella ser indígena hoy.

“En primer lugar la lengua. En mi casa siempre hablamos aymara mientras no haya alguien que solo hable castellano. Además, defiendo nuestras tradiciones, como la Pachamama. Pero esa ‘madre Tierra’ es precisamente lo que Evo Morales y el gobierno del MAS destruyeron”, afirmó Loza y dio un ejemplo.

“El gobierno dio vía libre para que los mineros del oro ingresen a las tierras de los essejas, que es una de las 36 naciones bolivianas. Y los mineros han envenenado los ríos de los essejas echando mercurio a las aguas. Como son pueblos pescadores, consumen ese pescado contaminado y empiezan con problemas neurológicos finalmente letales, causados por el mercurialismo. Los urus, otra nacionalidad, también están con problemas parecidos. Así es como se van despoblando comunidades indígenas enteras que terminan migrando a la ciudad”, agregó.

Por último, Loza expresó su rechazo también a algunos indigenistas “supremacistas étnicos”, que impulsan una Bolivia “sólo para las comunidades ancestrales”. No puedo rechazar a los blancos porque lo era mi padre y lo son muchos de mis parientes. Y tampoco voy a segregar a los mestizos ni a los indígenas. A todos nos une el hecho de ser bolivianos”.

Como analista política, Loza pronosticó que este domingo habrá un triple empate entre los dos candidatos de la derecha, Samuel Doria Medina del Frente de Unidad Nacional, y “Tuto” Quiroga de Alianza Libre, y uno de los líderes de la izquierda y presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular.

Una lucha muy anterior al MAS

El sociólogo José Antonio Martínez, de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno coincidió con Sayuri Loza en “el error muy común de atribuirle a Evo Morales los avances en la integración cuando esto fue un proceso de luchas sociales muy anterior, al que luego él dirigente cocalero se sumó”.

“La primera marcha indígena por el territorio y la dignidad fue en 1990, 16 años antes de la llegada de Morales al poder. Y la reforma constitucional de 1994 es la que reconoce los derechos indígenas. Lo que sí hizo Evo fue declarar a Bolivia como un estado plurinacional y homologar la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en la ONU en 2008”, explicó.

Luego agregó “la llamada Ley de la Madre Tierra es muy bonita e interesante, pero en la práctica las acciones del gobierno en estas dos décadas destruyeron la naturaleza. En los últimos seis años se perdieron 20 millones de hectáreas de bosque seco chiquitano y amazónico -eso es cuatro veces el tamaño de los bosques de Costa Rica- debido a incendios realizados por agroindustriales y comunidades interculturales afines al gobierno. ¿Para hacer qué? Para hacer nada, solamente para traficar madera. ¿Dónde está entonces la defensa de la Madre Tierra?“, se preguntó.

Campesinos traicionados

En la misma línea se pronunció Rufo Calle, exdirector de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), uno de los dirigentes que a comienzos de siglo participó en la formación inicial del MAS alrededor de Evo Morales.

“Como máximo dirigente de los campesinos, durante el gobierno del neoliberal Gonzalo Sánchez de Losada [1993-1997 y 2002-2003] comenzamos nuestra lucha y conseguimos muchas cosas: riego para las áreas rurales, escuelas de material que reemplazaron a las de adobe e instalaciones deportivas. Pero después, poco a poco comencé a sentir diferencias con Evo Morales. No me gustó su autoritarismo, su narcisismo, su violencia, y varios dirigentes nos alejamos del MAS”, recordó Calle en diálogo con LA NACION.

“Luego, fue toda una traición el mal manejo que hizo durante todo su gobierno de la política de hidrocarburos. Ni una sola perforación exitosa para explotar nuevos yacimientos. Sólo malgastó la riqueza de todos los bolivianos. Y finalmente, sentí que nos volvió a traicionar a todos cuando se fue del país en 2019, y luego fue desplazado por Jeanine Áñez. Los campesinos tuvimos entonces más de 80 muertos y 400 heridos mientras él estaba prófugo en México”, reflexionó el líder de los campesinos.

Para las elecciones de este domingo, Calle tiene decidido su voto por el candidato oficialista, Eduardo del Castillo, exministro de Gobierno de Luis Arce. “Yo sigo creyendo que el MAS, sin Evo, es la mejor alternativa para este país. Y si este domingo pierde la personería jurídica porque no llega al 3% de los votos, impulsaremos nuestro propio movimiento que se llama Pachakuti, que en aymara significa ‘cambio total’. Yo creo que se puede dar una nueva dinámica a la matriz económica, energética, social, y productiva de Bolivia, para que nuestro país vuelva a despegar”.

LA PAZ.- Evo Morales siempre se presentó a sí mismo con orgullo como el “primer presidente indígena”, y definió las dos décadas de gobierno del MAS, que muy probablemente concluirán en noviembre próximo, como la etapa de mayores avances para las 36 naciones que conforman esta república “plurinacional”.

Pero los líderes indígenas con los que habló LA NACION —muchos de ellos parte del “masismo” desde sus orígenes— coinciden en una misma conclusión: “Evo nos traicionó”. El exmandatario perdió el apoyo masivo del 62% de la población que se reconoce como indígena, en un país que ostenta el mayor porcentaje de comunidades originarias de toda América Latina. Su base dura quedó reducida hoy a los grupos de cocaleros de su bastión de El Chapare.

La líder e influencer aymara Sayuri Loza, de 42 años, todavía recuerda los tiempos de su infancia a fines de los 80 cuando en su escuela de La Paz sus compañeras la discriminaban como “la chola”. Compara aquello con la emoción que tuvo a sus siete años, en 1989, cuando su mamá, la legendaria Remedios Loza (1949-2018), se convirtió en la primera legisladora indígena que entró al Parlamento boliviano vestida con su colorida pollera aymara y sombrero bombín negro.

“Mamá se hizo famosa primero como presentadora de radio y televisión en una época en que las mujeres indígenas debían quitarse el sombrero si querían ingresar a una oficina pública. Pero ella siempre reivindicó su uso en todo momento. E incluso venían ella o mi tía a buscarme a la escuela vestidas así”, recordó Loza en diálogo con LA NACION.

El nombre “Sayuri” en aymara significa “renacer”, y ese renacimiento de la cultura indígena es lo que impulsó Remedios Loza desde el Parlamento a partir de 1989, 27 años antes de la llegada de Evo Morales al poder.

“La relación de mi madre luego con Evo fue muy tirante. Él quería aprovechar el prestigio que ella tenía en su propio interés. Siempre fue muy autoritario: ‘La comadre quiere todo’, ironizó Evo frente a Remedios. ‘Tú vas a ir como mi diputada, y se acabó’, le dijo cuando estaba armando la campaña con la que llegó al gobierno en 2006″, contó la hija de la primera legisladora aymara. “Como mi madre no se dejó manipular, al día siguiente nos hicieron en la puerta de casa un grafiti que todavía sigue allí y dice: ‘Evo soberanía’”, recordó.

Sayuri Loza, que hoy es muy activa en redes sociales y analista política en televisión, es historiadora, con una especialización en Historia del Arte realizada en Japón. A pesar de su vida urbana y su formación académica universal, se reivindica como aymara y explicó qué significa para ella ser indígena hoy.

“En primer lugar la lengua. En mi casa siempre hablamos aymara mientras no haya alguien que solo hable castellano. Además, defiendo nuestras tradiciones, como la Pachamama. Pero esa ‘madre Tierra’ es precisamente lo que Evo Morales y el gobierno del MAS destruyeron”, afirmó Loza y dio un ejemplo.

“El gobierno dio vía libre para que los mineros del oro ingresen a las tierras de los essejas, que es una de las 36 naciones bolivianas. Y los mineros han envenenado los ríos de los essejas echando mercurio a las aguas. Como son pueblos pescadores, consumen ese pescado contaminado y empiezan con problemas neurológicos finalmente letales, causados por el mercurialismo. Los urus, otra nacionalidad, también están con problemas parecidos. Así es como se van despoblando comunidades indígenas enteras que terminan migrando a la ciudad”, agregó.

Por último, Loza expresó su rechazo también a algunos indigenistas “supremacistas étnicos”, que impulsan una Bolivia “sólo para las comunidades ancestrales”. No puedo rechazar a los blancos porque lo era mi padre y lo son muchos de mis parientes. Y tampoco voy a segregar a los mestizos ni a los indígenas. A todos nos une el hecho de ser bolivianos”.

Como analista política, Loza pronosticó que este domingo habrá un triple empate entre los dos candidatos de la derecha, Samuel Doria Medina del Frente de Unidad Nacional, y “Tuto” Quiroga de Alianza Libre, y uno de los líderes de la izquierda y presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular.

Una lucha muy anterior al MAS

El sociólogo José Antonio Martínez, de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno coincidió con Sayuri Loza en “el error muy común de atribuirle a Evo Morales los avances en la integración cuando esto fue un proceso de luchas sociales muy anterior, al que luego él dirigente cocalero se sumó”.

“La primera marcha indígena por el territorio y la dignidad fue en 1990, 16 años antes de la llegada de Morales al poder. Y la reforma constitucional de 1994 es la que reconoce los derechos indígenas. Lo que sí hizo Evo fue declarar a Bolivia como un estado plurinacional y homologar la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en la ONU en 2008”, explicó.

Luego agregó “la llamada Ley de la Madre Tierra es muy bonita e interesante, pero en la práctica las acciones del gobierno en estas dos décadas destruyeron la naturaleza. En los últimos seis años se perdieron 20 millones de hectáreas de bosque seco chiquitano y amazónico -eso es cuatro veces el tamaño de los bosques de Costa Rica- debido a incendios realizados por agroindustriales y comunidades interculturales afines al gobierno. ¿Para hacer qué? Para hacer nada, solamente para traficar madera. ¿Dónde está entonces la defensa de la Madre Tierra?“, se preguntó.

Campesinos traicionados

En la misma línea se pronunció Rufo Calle, exdirector de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), uno de los dirigentes que a comienzos de siglo participó en la formación inicial del MAS alrededor de Evo Morales.

“Como máximo dirigente de los campesinos, durante el gobierno del neoliberal Gonzalo Sánchez de Losada [1993-1997 y 2002-2003] comenzamos nuestra lucha y conseguimos muchas cosas: riego para las áreas rurales, escuelas de material que reemplazaron a las de adobe e instalaciones deportivas. Pero después, poco a poco comencé a sentir diferencias con Evo Morales. No me gustó su autoritarismo, su narcisismo, su violencia, y varios dirigentes nos alejamos del MAS”, recordó Calle en diálogo con LA NACION.

“Luego, fue toda una traición el mal manejo que hizo durante todo su gobierno de la política de hidrocarburos. Ni una sola perforación exitosa para explotar nuevos yacimientos. Sólo malgastó la riqueza de todos los bolivianos. Y finalmente, sentí que nos volvió a traicionar a todos cuando se fue del país en 2019, y luego fue desplazado por Jeanine Áñez. Los campesinos tuvimos entonces más de 80 muertos y 400 heridos mientras él estaba prófugo en México”, reflexionó el líder de los campesinos.

Para las elecciones de este domingo, Calle tiene decidido su voto por el candidato oficialista, Eduardo del Castillo, exministro de Gobierno de Luis Arce. “Yo sigo creyendo que el MAS, sin Evo, es la mejor alternativa para este país. Y si este domingo pierde la personería jurídica porque no llega al 3% de los votos, impulsaremos nuestro propio movimiento que se llama Pachakuti, que en aymara significa ‘cambio total’. Yo creo que se puede dar una nueva dinámica a la matriz económica, energética, social, y productiva de Bolivia, para que nuestro país vuelva a despegar”.

 El expresidente boliviano perdió el respaldo mayoritario del 62% de la población  LA NACION