La Locomotora Oliveras en frases: su visión de la vida y la muerte y su lucha por la felicidad

Alejandra “Locomotora” Oliveras falleció este lunes a los 47 años y dejó un profundo dolor en el ambiente del boxeo.

No solo fue reconocida por su garra en el ring, sino también por una profunda y singular filosofía de vida que compartió abiertamente en diferentes entrevistas.

Oliveras invitó a reflexionar sobre la fugacidad de la existencia y la importancia de vivir cada momento con plenitud, dejando de lado las preocupaciones triviales.

Su perspectiva, forjada en la adversidad, es un poderoso testimonio de resiliencia y alegría.

Para Oliveras, la conciencia de la muerte no era motivo de tristeza, sino un recordatorio constante de la urgencia de vivir. Ella planteó: “¿Qué extrañarías si te estás por morir en 10 minutos?”. Su respuesta fue clara: “No serían los problemas o el dinero, sino las experiencias más fundamentales de la vida. Pensarías en respirar, en comer, en abrazar, en el sol en caminar”. Y aportó: “La plata ni en el cajón… no va la plata”.

La boxeadora subrayó varias veces: “Nos vamos a morir todos y no sabemos cuándo. Treinta años más, veinte… además no sabemos si nos va a llamar San Pedro…”.

Y añadió varias veces: “Estás vivo, sos hermoso, sos exitoso, tenés salud. Eso no hay plata que la pague”.

Sobre su lucha, expresó: “No estoy triste nunca estoy contenta me levanto con ganas con garra. Si aparece un problema lo peleo y le voy a ganar este problema”.

Para ella, la clave era no dejarse consumir por “pelotudeces”. Define los verdaderos problemas con una crudeza impactante: “Sabés cual es un problema… un cáncer. Un problema es que se te muere un hijo…“.

Otras de sus frases más notables fue: “La vida es otra cosa. Vivirla, disfrutala. No nos queda mucho tiempo. No nos queda tiempo. Cada día y un día de vida ya está amargado no perdió”.

La filosofía de vida de “Locomotora” Oliveras está profundamente arraigada en sus propias experiencias de superación. Oliveras comenzó a boxear influenciada por su admiración por Mike Tyson y una situación de “pobreza” que le impidió estudiar en la universidad. Sin embargo, un episodio de violencia de género marcó un punto de inflexión determinante en su vida y en su comprensión de la fuerza personal.

Relató varias veces cómo, tras enamorarse de una persona que “parecía un príncipe azul” pero se transformó en alguien violento, sufrió agresiones incluso durante su embarazo. El momento cúlmine que la impulsó a actuar fue cuando su pareja “le pegó al bebé que tenía 10 días y le pegó y yo le grité asesino y me recagó a palo”.

Fue entonces cuando Oliveras tomó una decisión fundamental: “Esta es la última. No quiero vivir este infierno. No quiero que mi hijo, siendo bebé recibió un golpe. Y ahí fue que dije, ‘Me voy a defender. La próxima vez que me quiera pegar, yo me voy a defender. Yo le voy a pegar porque yo sé que puedo. Yo sé que también tengo fuerza, que también tengo un puño’”.

En esa experiencia, identificó al miedo: “No es el enemigo la persona, es el miedo tu enemigo”.

Alejandra “Locomotora” Oliveras falleció este lunes a los 47 años y dejó un profundo dolor en el ambiente del boxeo.

No solo fue reconocida por su garra en el ring, sino también por una profunda y singular filosofía de vida que compartió abiertamente en diferentes entrevistas.

Oliveras invitó a reflexionar sobre la fugacidad de la existencia y la importancia de vivir cada momento con plenitud, dejando de lado las preocupaciones triviales.

Su perspectiva, forjada en la adversidad, es un poderoso testimonio de resiliencia y alegría.

Para Oliveras, la conciencia de la muerte no era motivo de tristeza, sino un recordatorio constante de la urgencia de vivir. Ella planteó: “¿Qué extrañarías si te estás por morir en 10 minutos?”. Su respuesta fue clara: “No serían los problemas o el dinero, sino las experiencias más fundamentales de la vida. Pensarías en respirar, en comer, en abrazar, en el sol en caminar”. Y aportó: “La plata ni en el cajón… no va la plata”.

La boxeadora subrayó varias veces: “Nos vamos a morir todos y no sabemos cuándo. Treinta años más, veinte… además no sabemos si nos va a llamar San Pedro…”.

Y añadió varias veces: “Estás vivo, sos hermoso, sos exitoso, tenés salud. Eso no hay plata que la pague”.

Sobre su lucha, expresó: “No estoy triste nunca estoy contenta me levanto con ganas con garra. Si aparece un problema lo peleo y le voy a ganar este problema”.

Para ella, la clave era no dejarse consumir por “pelotudeces”. Define los verdaderos problemas con una crudeza impactante: “Sabés cual es un problema… un cáncer. Un problema es que se te muere un hijo…“.

Otras de sus frases más notables fue: “La vida es otra cosa. Vivirla, disfrutala. No nos queda mucho tiempo. No nos queda tiempo. Cada día y un día de vida ya está amargado no perdió”.

La filosofía de vida de “Locomotora” Oliveras está profundamente arraigada en sus propias experiencias de superación. Oliveras comenzó a boxear influenciada por su admiración por Mike Tyson y una situación de “pobreza” que le impidió estudiar en la universidad. Sin embargo, un episodio de violencia de género marcó un punto de inflexión determinante en su vida y en su comprensión de la fuerza personal.

Relató varias veces cómo, tras enamorarse de una persona que “parecía un príncipe azul” pero se transformó en alguien violento, sufrió agresiones incluso durante su embarazo. El momento cúlmine que la impulsó a actuar fue cuando su pareja “le pegó al bebé que tenía 10 días y le pegó y yo le grité asesino y me recagó a palo”.

Fue entonces cuando Oliveras tomó una decisión fundamental: “Esta es la última. No quiero vivir este infierno. No quiero que mi hijo, siendo bebé recibió un golpe. Y ahí fue que dije, ‘Me voy a defender. La próxima vez que me quiera pegar, yo me voy a defender. Yo le voy a pegar porque yo sé que puedo. Yo sé que también tengo fuerza, que también tengo un puño’”.

En esa experiencia, identificó al miedo: “No es el enemigo la persona, es el miedo tu enemigo”.

 Alejandra “Locomotora” Oliveras falleció este lunes a los 47 años y dejó un profundo dolor en el ambiente del boxeo. No solo fue reconocida por su garra en el ring, sino también por una profunda y singular filosofía de vida que compartió abiertamente en diferentes entrevistas. Oliveras invitó a reflexionar sobre la fugacidad de la existencia y la importancia de vivir cada momento con plenitud, dejando de lado las preocupaciones triviales. Su perspectiva, forjada en la adversidad, es un poderoso testimonio de resiliencia y alegría.Para Oliveras, la conciencia de la muerte no era motivo de tristeza, sino un recordatorio constante de la urgencia de vivir. Ella planteó: “¿Qué extrañarías si te estás por morir en 10 minutos?”. Su respuesta fue clara: “No serían los problemas o el dinero, sino las experiencias más fundamentales de la vida. Pensarías en respirar, en comer, en abrazar, en el sol en caminar”. Y aportó: “La plata ni en el cajón… no va la plata”.La boxeadora subrayó varias veces: “Nos vamos a morir todos y no sabemos cuándo. Treinta años más, veinte… además no sabemos si nos va a llamar San Pedro…”. Y añadió varias veces: “Estás vivo, sos hermoso, sos exitoso, tenés salud. Eso no hay plata que la pague”.Sobre su lucha, expresó: “No estoy triste nunca estoy contenta me levanto con ganas con garra. Si aparece un problema lo peleo y le voy a ganar este problema”. Para ella, la clave era no dejarse consumir por “pelotudeces”. Define los verdaderos problemas con una crudeza impactante: “Sabés cual es un problema… un cáncer. Un problema es que se te muere un hijo…“.Otras de sus frases más notables fue: “La vida es otra cosa. Vivirla, disfrutala. No nos queda mucho tiempo. No nos queda tiempo. Cada día y un día de vida ya está amargado no perdió”. La filosofía de vida de “Locomotora” Oliveras está profundamente arraigada en sus propias experiencias de superación. Oliveras comenzó a boxear influenciada por su admiración por Mike Tyson y una situación de “pobreza” que le impidió estudiar en la universidad. Sin embargo, un episodio de violencia de género marcó un punto de inflexión determinante en su vida y en su comprensión de la fuerza personal.Relató varias veces cómo, tras enamorarse de una persona que “parecía un príncipe azul” pero se transformó en alguien violento, sufrió agresiones incluso durante su embarazo. El momento cúlmine que la impulsó a actuar fue cuando su pareja “le pegó al bebé que tenía 10 días y le pegó y yo le grité asesino y me recagó a palo”. Fue entonces cuando Oliveras tomó una decisión fundamental: “Esta es la última. No quiero vivir este infierno. No quiero que mi hijo, siendo bebé recibió un golpe. Y ahí fue que dije, ‘Me voy a defender. La próxima vez que me quiera pegar, yo me voy a defender. Yo le voy a pegar porque yo sé que puedo. Yo sé que también tengo fuerza, que también tengo un puño’”. En esa experiencia, identificó al miedo: “No es el enemigo la persona, es el miedo tu enemigo”.  La Voz