¿Puede el mileísmo por sí solo arrasar con el “enemigo” kirchnerista?

Si se deja encendida una brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el peligro de que desencadene un incendio. Los restos de un enemigo pueden también volver a cobrar vida, como una fogata. Allá por el siglo III antes de Cristo, el filósofo indio Kautilya enunciaba una impiadosa máxima: “Al enemigo debe exterminárselo por completo. Nunca se debe ignorar a un enemigo creyéndolo débil. Puede tornarse peligroso en cualquier momento, como una chispa en una parva de heno”.

En su best seller Las 48 leyes del poder, Robert Greene señala que “solo se pueden esperar paz y seguridad por parte de los enemigos una vez que se los hace desaparecer”. Para justificar su reflexión recurre al ejemplo de Mao Tse-tung. En 1934, este líder comunista y unos 75.000 soldados mal equipados marcharon hacia desoladas montañas del oeste de China para escapar del poderoso ejército de Chiang Kai-shek. Este estaba decidido a eliminar hasta el último comunista que hubiera en el país y, poco después, a Mao solo le quedaban 10.000 soldados. Pero en 1937, cuando China fue invadida por los japoneses, Chiang consideró que los maoístas ya no representaban una amenaza. Fue así como resolvió dejar de perseguirlos y concentrarse en reprimir la invasión japonesa. Japón se rindió en 1945, pero al cabo de esos años los comunistas habían recuperado fuerzas suficientes para derrotar al ejército de Chiang, quien pareció haber olvidado la premisa sobre la necesidad de aplastar al enemigo que planteaba Sun-tzu en El arte de la guerra en el siglo IV antes de Cristo. Mao, en cambio, no la olvidó y persiguió a Chiang y a todos sus efectivos militares hasta que estos lograron huir a la isla de Taiwán. El comunismo había triunfado y en 1949 fue proclamada la República Popular China.

Los operadores de La Libertad Avanza aseguran que no dependen de una alianza con Pro para ganar las elecciones en el orden nacional, mientras que Pro, por el contrario, dependería según ellos de la gestación de esa coalición para tener garantizada su supervivencia

¿Habrá pensado Javier Milei en las máximas de Sun-tzu y de Kautilya cuando llamó, días atrás, a concretar un “acuerdo total” con Pro para “arrasar con el kirchnerismo” en las elecciones legislativas de octubre próximo? ¿Estará persuadido de que para asestarle una derrota definitiva a Cristina Kirchner se precisa una alianza con el macrismo? ¿O pensará, como sus dos principales consejeros, su hermana Karina y Santiago Caputo, que La Libertad Avanza puede prescindir de Pro?

La convocatoria del Presidente resultó sugestiva luego de la escalada de la tensión entre mileístas y macristas registrada en las últimas semanas. Pero lo cierto es que Mauricio Macri reaccionó públicamente de manera favorable. El expresidente afirmó: “Podemos representar juntos las banderas del cambio, la libertad y las instituciones” para “terminar con el populismo, la demagogia y la falta de transparencia” y “para que el kirchnerismo nunca más vuelva a gobernar el país o alguna de las 24 provincias argentinas”.

La referencia de Macri a las 24 provincias de la Argentina procura traslucir una fortaleza que puede exhibir Pro de cara a una negociación electoral con La Libertad Avanza: el papel clave del macrismo en el distrito bonaerense.

Agrandados por las encuestas de opinión pública que favorecen hoy a Milei, los operadores de La Libertad Avanza aseguran que no dependen de una alianza con Pro para ganar las elecciones en el orden nacional, mientras que Pro, por el contrario, dependería según ellos de la gestación de esa coalición electoral para tener garantizada su supervivencia.

Un triunfo de Cristina Kirchner en la mayor provincia argentina opacaría cualquier otra noticia

Aun así, el posible costo para los libertarios de no concurrir aliados a las urnas se potenciaría en la provincia de Buenos Aires. “En nuestros estudios muy preliminares, estamos viendo una situación de mucha paridad entre La Libertad Avanza y el peronismo/kirchnerismo, suponiendo que este último espacio no se rompe y que Cristina Kirchner y Axel Kicillof acuerdan seguir juntos. Incluso apreciamos una ligera ventaja de Cristina en relación con José Luis Espert como potencial candidato a diputado de Milei”, explica el consultor de opinión pública Lucas Romero, director de Synopsis.

¿Cuál sería la trascendencia de una derrota del oficialismo mileísta en la provincia de Buenos Aires si este termina ganando en el orden nacional? Hay quienes podrán minimizar el resultado bonaerense si, como se proyecta, La Libertad Avanza pasa a tener, desde el 10 de diciembre, un bloque propio de entre 80 y 90 diputados nacionales (hoy no llega a 40) y una bancada no inferior a 15 senadores (hoy son solo 6). Sin embargo, no escapa a ningún analista que un triunfo de Cristina Kirchner en la mayor provincia argentina opacaría cualquier otra noticia y eso podría resultar costoso en términos de la construcción de expectativas y confianza que el gobierno nacional intenta generar en los agentes económicos. ¿Podrán estos y otros potenciales inversores imaginar que el rumbo económico del país ha cambiado para siempre, como pretende hacerles creer Milei, si advierten que Cristina Kirchner puede llegar competitiva a los comicios presidenciales de 2027?

En ese contexto, Pro podría exponerse como una fuerza política necesaria para garantizar la victoria frente al kirchnerismo en el mayor distrito del país. Frente a una negociación con Milei, Macri sabe que difícilmente su agrupación podrá asegurarse lugares que le permitan retener la totalidad de las 22 bancas de diputados que pondrá en juego en las elecciones. Pero seguramente exigirá la preservación del control de la ciudad de Buenos Aires y que cesen las señales de hostigamiento contra el gobierno de su primo, Jorge Macri, por parte de los dirigentes porteños de La Libertad Avanza.

Existe una diferencia de fondo entre ambas fuerzas políticas. Para el círculo íntimo de Milei, la convergencia electoral debe darse en el marco de una fusión, que reconozca la preponderancia y hasta la simbología libertaria –incluido el color violeta en las boletas–, además del indiscutido liderazgo del primer mandatario. Macri, en cambio, pregona un acuerdo que respete la identidad de Pro y un consenso programático. La sugerencia del exministro de Economía Hernán Lacunza –a quien Macri quiere ubicar como uno de sus delegados para negociar el acuerdo electoral– de “sentarse a discutir cuáles son las reformas que tenemos que impulsar para el desarrollo” antes de definir cualquier alianza electoral no cayó bien en la Casa Rosada, donde se enfatiza que la agenda y el programa de gobierno no se discuten.

Si se deja encendida una brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el peligro de que desencadene un incendio. Los restos de un enemigo pueden también volver a cobrar vida, como una fogata. Allá por el siglo III antes de Cristo, el filósofo indio Kautilya enunciaba una impiadosa máxima: “Al enemigo debe exterminárselo por completo. Nunca se debe ignorar a un enemigo creyéndolo débil. Puede tornarse peligroso en cualquier momento, como una chispa en una parva de heno”.

En su best seller Las 48 leyes del poder, Robert Greene señala que “solo se pueden esperar paz y seguridad por parte de los enemigos una vez que se los hace desaparecer”. Para justificar su reflexión recurre al ejemplo de Mao Tse-tung. En 1934, este líder comunista y unos 75.000 soldados mal equipados marcharon hacia desoladas montañas del oeste de China para escapar del poderoso ejército de Chiang Kai-shek. Este estaba decidido a eliminar hasta el último comunista que hubiera en el país y, poco después, a Mao solo le quedaban 10.000 soldados. Pero en 1937, cuando China fue invadida por los japoneses, Chiang consideró que los maoístas ya no representaban una amenaza. Fue así como resolvió dejar de perseguirlos y concentrarse en reprimir la invasión japonesa. Japón se rindió en 1945, pero al cabo de esos años los comunistas habían recuperado fuerzas suficientes para derrotar al ejército de Chiang, quien pareció haber olvidado la premisa sobre la necesidad de aplastar al enemigo que planteaba Sun-tzu en El arte de la guerra en el siglo IV antes de Cristo. Mao, en cambio, no la olvidó y persiguió a Chiang y a todos sus efectivos militares hasta que estos lograron huir a la isla de Taiwán. El comunismo había triunfado y en 1949 fue proclamada la República Popular China.

Los operadores de La Libertad Avanza aseguran que no dependen de una alianza con Pro para ganar las elecciones en el orden nacional, mientras que Pro, por el contrario, dependería según ellos de la gestación de esa coalición para tener garantizada su supervivencia

¿Habrá pensado Javier Milei en las máximas de Sun-tzu y de Kautilya cuando llamó, días atrás, a concretar un “acuerdo total” con Pro para “arrasar con el kirchnerismo” en las elecciones legislativas de octubre próximo? ¿Estará persuadido de que para asestarle una derrota definitiva a Cristina Kirchner se precisa una alianza con el macrismo? ¿O pensará, como sus dos principales consejeros, su hermana Karina y Santiago Caputo, que La Libertad Avanza puede prescindir de Pro?

La convocatoria del Presidente resultó sugestiva luego de la escalada de la tensión entre mileístas y macristas registrada en las últimas semanas. Pero lo cierto es que Mauricio Macri reaccionó públicamente de manera favorable. El expresidente afirmó: “Podemos representar juntos las banderas del cambio, la libertad y las instituciones” para “terminar con el populismo, la demagogia y la falta de transparencia” y “para que el kirchnerismo nunca más vuelva a gobernar el país o alguna de las 24 provincias argentinas”.

La referencia de Macri a las 24 provincias de la Argentina procura traslucir una fortaleza que puede exhibir Pro de cara a una negociación electoral con La Libertad Avanza: el papel clave del macrismo en el distrito bonaerense.

Agrandados por las encuestas de opinión pública que favorecen hoy a Milei, los operadores de La Libertad Avanza aseguran que no dependen de una alianza con Pro para ganar las elecciones en el orden nacional, mientras que Pro, por el contrario, dependería según ellos de la gestación de esa coalición electoral para tener garantizada su supervivencia.

Un triunfo de Cristina Kirchner en la mayor provincia argentina opacaría cualquier otra noticia

Aun así, el posible costo para los libertarios de no concurrir aliados a las urnas se potenciaría en la provincia de Buenos Aires. “En nuestros estudios muy preliminares, estamos viendo una situación de mucha paridad entre La Libertad Avanza y el peronismo/kirchnerismo, suponiendo que este último espacio no se rompe y que Cristina Kirchner y Axel Kicillof acuerdan seguir juntos. Incluso apreciamos una ligera ventaja de Cristina en relación con José Luis Espert como potencial candidato a diputado de Milei”, explica el consultor de opinión pública Lucas Romero, director de Synopsis.

¿Cuál sería la trascendencia de una derrota del oficialismo mileísta en la provincia de Buenos Aires si este termina ganando en el orden nacional? Hay quienes podrán minimizar el resultado bonaerense si, como se proyecta, La Libertad Avanza pasa a tener, desde el 10 de diciembre, un bloque propio de entre 80 y 90 diputados nacionales (hoy no llega a 40) y una bancada no inferior a 15 senadores (hoy son solo 6). Sin embargo, no escapa a ningún analista que un triunfo de Cristina Kirchner en la mayor provincia argentina opacaría cualquier otra noticia y eso podría resultar costoso en términos de la construcción de expectativas y confianza que el gobierno nacional intenta generar en los agentes económicos. ¿Podrán estos y otros potenciales inversores imaginar que el rumbo económico del país ha cambiado para siempre, como pretende hacerles creer Milei, si advierten que Cristina Kirchner puede llegar competitiva a los comicios presidenciales de 2027?

En ese contexto, Pro podría exponerse como una fuerza política necesaria para garantizar la victoria frente al kirchnerismo en el mayor distrito del país. Frente a una negociación con Milei, Macri sabe que difícilmente su agrupación podrá asegurarse lugares que le permitan retener la totalidad de las 22 bancas de diputados que pondrá en juego en las elecciones. Pero seguramente exigirá la preservación del control de la ciudad de Buenos Aires y que cesen las señales de hostigamiento contra el gobierno de su primo, Jorge Macri, por parte de los dirigentes porteños de La Libertad Avanza.

Existe una diferencia de fondo entre ambas fuerzas políticas. Para el círculo íntimo de Milei, la convergencia electoral debe darse en el marco de una fusión, que reconozca la preponderancia y hasta la simbología libertaria –incluido el color violeta en las boletas–, además del indiscutido liderazgo del primer mandatario. Macri, en cambio, pregona un acuerdo que respete la identidad de Pro y un consenso programático. La sugerencia del exministro de Economía Hernán Lacunza –a quien Macri quiere ubicar como uno de sus delegados para negociar el acuerdo electoral– de “sentarse a discutir cuáles son las reformas que tenemos que impulsar para el desarrollo” antes de definir cualquier alianza electoral no cayó bien en la Casa Rosada, donde se enfatiza que la agenda y el programa de gobierno no se discuten.

 Si se deja encendida una brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el peligro de que desencadene un incendio. Los restos de un enemigo pueden también volver a cobrar vida, como una fogata. Allá por el siglo III antes de Cristo, el filósofo indio Kautilya enunciaba una impiadosa máxima: “Al enemigo debe exterminárselo por completo. Nunca se debe ignorar a un enemigo creyéndolo débil. Puede tornarse peligroso en cualquier momento, como una chispa en una parva de heno”.En su best seller Las 48 leyes del poder, Robert Greene señala que “solo se pueden esperar paz y seguridad por parte de los enemigos una vez que se los hace desaparecer”. Para justificar su reflexión recurre al ejemplo de Mao Tse-tung. En 1934, este líder comunista y unos 75.000 soldados mal equipados marcharon hacia desoladas montañas del oeste de China para escapar del poderoso ejército de Chiang Kai-shek. Este estaba decidido a eliminar hasta el último comunista que hubiera en el país y, poco después, a Mao solo le quedaban 10.000 soldados. Pero en 1937, cuando China fue invadida por los japoneses, Chiang consideró que los maoístas ya no representaban una amenaza. Fue así como resolvió dejar de perseguirlos y concentrarse en reprimir la invasión japonesa. Japón se rindió en 1945, pero al cabo de esos años los comunistas habían recuperado fuerzas suficientes para derrotar al ejército de Chiang, quien pareció haber olvidado la premisa sobre la necesidad de aplastar al enemigo que planteaba Sun-tzu en El arte de la guerra en el siglo IV antes de Cristo. Mao, en cambio, no la olvidó y persiguió a Chiang y a todos sus efectivos militares hasta que estos lograron huir a la isla de Taiwán. El comunismo había triunfado y en 1949 fue proclamada la República Popular China.Los operadores de La Libertad Avanza aseguran que no dependen de una alianza con Pro para ganar las elecciones en el orden nacional, mientras que Pro, por el contrario, dependería según ellos de la gestación de esa coalición para tener garantizada su supervivencia¿Habrá pensado Javier Milei en las máximas de Sun-tzu y de Kautilya cuando llamó, días atrás, a concretar un “acuerdo total” con Pro para “arrasar con el kirchnerismo” en las elecciones legislativas de octubre próximo? ¿Estará persuadido de que para asestarle una derrota definitiva a Cristina Kirchner se precisa una alianza con el macrismo? ¿O pensará, como sus dos principales consejeros, su hermana Karina y Santiago Caputo, que La Libertad Avanza puede prescindir de Pro?La convocatoria del Presidente resultó sugestiva luego de la escalada de la tensión entre mileístas y macristas registrada en las últimas semanas. Pero lo cierto es que Mauricio Macri reaccionó públicamente de manera favorable. El expresidente afirmó: “Podemos representar juntos las banderas del cambio, la libertad y las instituciones” para “terminar con el populismo, la demagogia y la falta de transparencia” y “para que el kirchnerismo nunca más vuelva a gobernar el país o alguna de las 24 provincias argentinas”.La referencia de Macri a las 24 provincias de la Argentina procura traslucir una fortaleza que puede exhibir Pro de cara a una negociación electoral con La Libertad Avanza: el papel clave del macrismo en el distrito bonaerense.Agrandados por las encuestas de opinión pública que favorecen hoy a Milei, los operadores de La Libertad Avanza aseguran que no dependen de una alianza con Pro para ganar las elecciones en el orden nacional, mientras que Pro, por el contrario, dependería según ellos de la gestación de esa coalición electoral para tener garantizada su supervivencia.Un triunfo de Cristina Kirchner en la mayor provincia argentina opacaría cualquier otra noticiaAun así, el posible costo para los libertarios de no concurrir aliados a las urnas se potenciaría en la provincia de Buenos Aires. “En nuestros estudios muy preliminares, estamos viendo una situación de mucha paridad entre La Libertad Avanza y el peronismo/kirchnerismo, suponiendo que este último espacio no se rompe y que Cristina Kirchner y Axel Kicillof acuerdan seguir juntos. Incluso apreciamos una ligera ventaja de Cristina en relación con José Luis Espert como potencial candidato a diputado de Milei”, explica el consultor de opinión pública Lucas Romero, director de Synopsis.¿Cuál sería la trascendencia de una derrota del oficialismo mileísta en la provincia de Buenos Aires si este termina ganando en el orden nacional? Hay quienes podrán minimizar el resultado bonaerense si, como se proyecta, La Libertad Avanza pasa a tener, desde el 10 de diciembre, un bloque propio de entre 80 y 90 diputados nacionales (hoy no llega a 40) y una bancada no inferior a 15 senadores (hoy son solo 6). Sin embargo, no escapa a ningún analista que un triunfo de Cristina Kirchner en la mayor provincia argentina opacaría cualquier otra noticia y eso podría resultar costoso en términos de la construcción de expectativas y confianza que el gobierno nacional intenta generar en los agentes económicos. ¿Podrán estos y otros potenciales inversores imaginar que el rumbo económico del país ha cambiado para siempre, como pretende hacerles creer Milei, si advierten que Cristina Kirchner puede llegar competitiva a los comicios presidenciales de 2027?En ese contexto, Pro podría exponerse como una fuerza política necesaria para garantizar la victoria frente al kirchnerismo en el mayor distrito del país. Frente a una negociación con Milei, Macri sabe que difícilmente su agrupación podrá asegurarse lugares que le permitan retener la totalidad de las 22 bancas de diputados que pondrá en juego en las elecciones. Pero seguramente exigirá la preservación del control de la ciudad de Buenos Aires y que cesen las señales de hostigamiento contra el gobierno de su primo, Jorge Macri, por parte de los dirigentes porteños de La Libertad Avanza.Existe una diferencia de fondo entre ambas fuerzas políticas. Para el círculo íntimo de Milei, la convergencia electoral debe darse en el marco de una fusión, que reconozca la preponderancia y hasta la simbología libertaria –incluido el color violeta en las boletas–, además del indiscutido liderazgo del primer mandatario. Macri, en cambio, pregona un acuerdo que respete la identidad de Pro y un consenso programático. La sugerencia del exministro de Economía Hernán Lacunza –a quien Macri quiere ubicar como uno de sus delegados para negociar el acuerdo electoral– de “sentarse a discutir cuáles son las reformas que tenemos que impulsar para el desarrollo” antes de definir cualquier alianza electoral no cayó bien en la Casa Rosada, donde se enfatiza que la agenda y el programa de gobierno no se discuten.  LA NACION

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *