La vida a veces tiene sorpresas y es mejor dejarse llevar, más cuando se trata del amor de una mascota. Eso le pasó a Rocía H., quien no tenía planes de adoptar un nuevo compañero, dado que todavía lloraba la pérdida de Whiskey y la idea de llenar ese vacío con otro perro le parecía imposible. Sin embargo, todo cambió una tarde mientras miraba historias en Instagram.
Una publicación captó su atención al instante: un cachorro de pelaje dorado, ojos brillantes y una sonrisa irresistible buscaba un hogar. “Cuando vi su carita sentí algo muy fuerte. Fue como una corazonada. Me enamoré al instante”, contó en diálogo con The Dodo.
Aunque al principio dudó sobre si iba a poder hacerse cargo del animal, no dejaba de pensar en él; volvía a mirar la foto una y otra vez. Después de mucho pensarlo, se animó, envió una consulta a la organización Canhijos TJ y a las pocas horas recibió la llamada que le cambiaría su vida para siempre.
Desde la organización le confirmaron que había sido preseleccionada para adoptar a Quesito, el nombre que le habían dado al cachorrito. Durante la entrevista, Yarha, una de las integrantes de la organización protectora de animales, le compartió un dato inesperado del perrito: tenía un vínculo muy fuerte con uno de sus hermanos, Limón.
“Sé que es mucho pedir, pero Quesito y Limón son inseparables. No es una condición, pero nos gustaría que se fueran juntos”, le dijeron.
Rocía dudó, ya que apenas empezaba a aceptar la idea de tener un perro, pero dos le parecía demasiado. Sin embargo, al ver la foto de Limón su corazón se derritió de amor. “Sentí lo mismo que con Quesito. No pude resistirme. Si me aprobaban la adopción, los quería a los dos”, aseguró.
Quesito y Limón llegaron juntos a su nuevo hogar y desde el primer día se mostraron inseparables. Aunque tienen personalidades diferentes, están siempre uno al lado del otro. “Limón tiene las patas más largas que Quesito. Siempre decimos que se las dieron así para poder abrazar, porque le encanta hacerlo”, contó Rocía sobre sus mascotas.
Además de llenar de amor su casa, los perritos encontraron un propósito inesperado. La mamá de Rocía es terapeuta y ambos se convirtieron en compañeros emocionales de sus pacientes. “A Limón le sale natural acercarse, brindar calma”, sostuvo la dueña.
De esta manera, los dos animales se convirtieron en perros de apoyo emocional y son muy importante para sus pacientes, con quienes entablaron un vínculo cariñoso. Pero, el amor más fuerte lo tienen con Rocía, a quien le cambiaron radicalmente la vida.
“Quesito y Limón llegaron a mi vida en un momento totalmente inesperado, cuando ni siquiera pensaba en tener otro perro después de mi pérdida, pero me mostraron que el amor es posible otra vez”, aseguró Rocía. “Me alegra haber prestado atención y haber escuchado a mi corazón”, concluyó.
La vida a veces tiene sorpresas y es mejor dejarse llevar, más cuando se trata del amor de una mascota. Eso le pasó a Rocía H., quien no tenía planes de adoptar un nuevo compañero, dado que todavía lloraba la pérdida de Whiskey y la idea de llenar ese vacío con otro perro le parecía imposible. Sin embargo, todo cambió una tarde mientras miraba historias en Instagram.
Una publicación captó su atención al instante: un cachorro de pelaje dorado, ojos brillantes y una sonrisa irresistible buscaba un hogar. “Cuando vi su carita sentí algo muy fuerte. Fue como una corazonada. Me enamoré al instante”, contó en diálogo con The Dodo.
Aunque al principio dudó sobre si iba a poder hacerse cargo del animal, no dejaba de pensar en él; volvía a mirar la foto una y otra vez. Después de mucho pensarlo, se animó, envió una consulta a la organización Canhijos TJ y a las pocas horas recibió la llamada que le cambiaría su vida para siempre.
Desde la organización le confirmaron que había sido preseleccionada para adoptar a Quesito, el nombre que le habían dado al cachorrito. Durante la entrevista, Yarha, una de las integrantes de la organización protectora de animales, le compartió un dato inesperado del perrito: tenía un vínculo muy fuerte con uno de sus hermanos, Limón.
“Sé que es mucho pedir, pero Quesito y Limón son inseparables. No es una condición, pero nos gustaría que se fueran juntos”, le dijeron.
Rocía dudó, ya que apenas empezaba a aceptar la idea de tener un perro, pero dos le parecía demasiado. Sin embargo, al ver la foto de Limón su corazón se derritió de amor. “Sentí lo mismo que con Quesito. No pude resistirme. Si me aprobaban la adopción, los quería a los dos”, aseguró.
Quesito y Limón llegaron juntos a su nuevo hogar y desde el primer día se mostraron inseparables. Aunque tienen personalidades diferentes, están siempre uno al lado del otro. “Limón tiene las patas más largas que Quesito. Siempre decimos que se las dieron así para poder abrazar, porque le encanta hacerlo”, contó Rocía sobre sus mascotas.
Además de llenar de amor su casa, los perritos encontraron un propósito inesperado. La mamá de Rocía es terapeuta y ambos se convirtieron en compañeros emocionales de sus pacientes. “A Limón le sale natural acercarse, brindar calma”, sostuvo la dueña.
De esta manera, los dos animales se convirtieron en perros de apoyo emocional y son muy importante para sus pacientes, con quienes entablaron un vínculo cariñoso. Pero, el amor más fuerte lo tienen con Rocía, a quien le cambiaron radicalmente la vida.
“Quesito y Limón llegaron a mi vida en un momento totalmente inesperado, cuando ni siquiera pensaba en tener otro perro después de mi pérdida, pero me mostraron que el amor es posible otra vez”, aseguró Rocía. “Me alegra haber prestado atención y haber escuchado a mi corazón”, concluyó.
Cuando se decide adoptar una mascota aparecen situaciones que sobrepasan los límites esperados, pero el amor fue lo que catapultó esta historia LA NACION