¿Reelección indefinida con lista incompleta? Compro

La semana pasada el Senado de la provincia de Buenos Aires le dio media sanción a un proyecto de ley que busca habilitar que legisladores provinciales puedan ser candidatos todas las veces que quieran y que el partido al que pertenecen así lo disponga. Si resultan reelectos o no, dependerá de las urnas.

El proyecto, que para convertirse en ley requiere la aprobación de la Cámara de Diputados, fue unánimemente criticado por los periodistas y los analistas políticos que leí y escuché. Porque –siempre sujeto al veredicto de las urnas– asegura en el Poder Legislativo provincial la permanencia de compatriotas que no deberían seguir ocupando alguna banca.

¿Cuál es la ventaja de limitar a un par de períodos la permanencia máxima de los legisladores? Evitar que los malos legisladores se perpetúen en sus cargos. Naturalmente, la eliminación de la referida restricción genera el problema contrario. Esta puede ser la verdad y nada más que la verdad, pero no es toda la verdad. Porque el problema de limitar la cantidad de períodos en los que alguien puede ser legislador es que el Congreso se quedaría sin que los buenos legisladores pudieran seguir en sus cargos.

Me acordé de Herodes, quien para eliminar el peligro que para él significó el nacimiento del niño Jesús mandó matar a todos los bebés.

Me extraña poderosamente que a raíz de esto no se haya planteado un conocido sistema por el cual la ciudadanía podría mantener en sus cargos a los buenos legisladores sin limite de tiempo, mientras se quitaría de encima a los malos legisladores. Tal sistema es el denominado de “lista incompleta”, es decir, que los votantes podamos tachar de la lista que merece nuestro voto a aquellos legisladores que no ameritan seguir en sus cargos.

Por eso digo que con lista incompleta la cuestión de la reelección indefinida deja de ser un problema. No solo eso, sino que también mejoraría con respecto a lo que pasa actualmente.

No siendo un experto en cuestiones electorales, solo me animo a plantear la propuesta. Que opinen los que saben, no los favorecidos o los perjudicados por la idea. Se me dirá que “nunca” los legisladores votarían una reforma electoral como la que estoy proponiendo. Sugiero reemplazar el “nunca” por el “es muy difícil”. Probablemente lo sea, pero al menos hay que plantearlo e intentarlo. Como dice un pariente mío: “El no ya lo tenemos; vamos al menos por el ni”.

La semana pasada el Senado de la provincia de Buenos Aires le dio media sanción a un proyecto de ley que busca habilitar que legisladores provinciales puedan ser candidatos todas las veces que quieran y que el partido al que pertenecen así lo disponga. Si resultan reelectos o no, dependerá de las urnas.

El proyecto, que para convertirse en ley requiere la aprobación de la Cámara de Diputados, fue unánimemente criticado por los periodistas y los analistas políticos que leí y escuché. Porque –siempre sujeto al veredicto de las urnas– asegura en el Poder Legislativo provincial la permanencia de compatriotas que no deberían seguir ocupando alguna banca.

¿Cuál es la ventaja de limitar a un par de períodos la permanencia máxima de los legisladores? Evitar que los malos legisladores se perpetúen en sus cargos. Naturalmente, la eliminación de la referida restricción genera el problema contrario. Esta puede ser la verdad y nada más que la verdad, pero no es toda la verdad. Porque el problema de limitar la cantidad de períodos en los que alguien puede ser legislador es que el Congreso se quedaría sin que los buenos legisladores pudieran seguir en sus cargos.

Me acordé de Herodes, quien para eliminar el peligro que para él significó el nacimiento del niño Jesús mandó matar a todos los bebés.

Me extraña poderosamente que a raíz de esto no se haya planteado un conocido sistema por el cual la ciudadanía podría mantener en sus cargos a los buenos legisladores sin limite de tiempo, mientras se quitaría de encima a los malos legisladores. Tal sistema es el denominado de “lista incompleta”, es decir, que los votantes podamos tachar de la lista que merece nuestro voto a aquellos legisladores que no ameritan seguir en sus cargos.

Por eso digo que con lista incompleta la cuestión de la reelección indefinida deja de ser un problema. No solo eso, sino que también mejoraría con respecto a lo que pasa actualmente.

No siendo un experto en cuestiones electorales, solo me animo a plantear la propuesta. Que opinen los que saben, no los favorecidos o los perjudicados por la idea. Se me dirá que “nunca” los legisladores votarían una reforma electoral como la que estoy proponiendo. Sugiero reemplazar el “nunca” por el “es muy difícil”. Probablemente lo sea, pero al menos hay que plantearlo e intentarlo. Como dice un pariente mío: “El no ya lo tenemos; vamos al menos por el ni”.

 Con esta modalidad, los votantes podrían tachar de la lista que quieren vota a aquellos legisladores que no ameritan seguir en sus cargos  LA NACION