Una nueva herramienta revela cómo el celular está afectando la salud mental de los jóvenes

Investigadores de la Universidad Francisco de Vitoria y la Universidad Rey Juan Carlos, en España, crearon una nueva herramienta psicométrica que busca medir de forma precisa el impacto emocional y social del uso problemático del celular en jóvenes.

Se trata de la PSSNUS (siglas en inglés de Problematic Smartphone and Social Network Use Scale), una escala validada científicamente que permite identificar perfiles de riesgo, diseñar programas de prevención y mejorar la intervención clínica.

El desarrollo surge del estudio Aspectos sociales del uso problemático de teléfonos inteligentes: desarrollo y validación del PSSNUS e implicaciones para la salud mental de los jóvenes españoles, basado en una muestra de más de 700 personas de entre 18 y 35 años.

Los resultados evidencian que el uso desregulado del celular y las redes sociales ya está impactando seriamente en la salud mental y relacional de la población joven.

Cinco señales de alerta sobre el uso del celular

La nueva herramienta evalúa cinco factores claves que permiten detectar un uso problemático del smartphone.

Dependencia emocional y malestar al desconectarse: muchos jóvenes sienten ansiedad o inquietud si pasan un rato sin su celular, incluso cuando están acompañados o en actividades placenteras. Según Carlos Marchena Giráldez, psicólogo e investigador, esta necesidad de revisión constante del móvil refleja una dependencia emocional creciente.Preferencia por la comunicación digital frente al contacto cara a cara: cada vez más personas jóvenes prefieren escribir mensajes antes que hablar en persona. Esto deteriora habilidades sociales básicas como el contacto visual, la escucha activa y la gestión de silencios, advierte la psicóloga Christa Bewernick.Búsqueda de validación y comparación social constante: este factor es más prevalente en mujeres, quienes tienden a compararse con lo que ven en redes, generando sentimientos de inseguridad, baja autoestima y malestar emocional. La coautora del estudio, Myriam Carbonell Colomer, afirma que el deseo de reconocimiento digital está fuertemente relacionado con síntomas de ansiedad, depresión y estrés.Comportamientos de control digital sobre otras personas: revisar qué hacen los demás, molestarse si no contestan rápidamente o generar grupos excluyentes se han vuelto actitudes comunes. Para los investigadores, estas prácticas reflejan una necesidad de control que puede derivar en inseguridad y conflictos interpersonales.Interferencia en la concentración, descanso y calidad de vida: el uso excesivo del móvil no sólo implica una pérdida de tiempo, sino de foco. “Afecta los estudios, el trabajo y los momentos de descanso. A largo plazo, eso genera consecuencias en la salud integral”, advierte el investigador Bernabéu Brotóns.

Por qué esta herramienta es relevante hoy

La escala PSSNUS no sólo es un recurso académico: se plantea como una herramienta concreta para profesionales de la salud mental, que buscan intervenir de forma preventiva o terapéutica frente a una problemática cada vez más frecuente.

En un contexto en el que los smartphones se han vuelto omnipresentes, contar con instrumentos que permitan diferenciar entre un uso habitual y un uso dañino es clave.

No se trata de demonizar la tecnología, sino de ponerle nombre y límites a un uso que, cuando se vuelve compulsivo, puede impactar gravemente en el bienestar emocional y social.

Investigadores de la Universidad Francisco de Vitoria y la Universidad Rey Juan Carlos, en España, crearon una nueva herramienta psicométrica que busca medir de forma precisa el impacto emocional y social del uso problemático del celular en jóvenes.

Se trata de la PSSNUS (siglas en inglés de Problematic Smartphone and Social Network Use Scale), una escala validada científicamente que permite identificar perfiles de riesgo, diseñar programas de prevención y mejorar la intervención clínica.

El desarrollo surge del estudio Aspectos sociales del uso problemático de teléfonos inteligentes: desarrollo y validación del PSSNUS e implicaciones para la salud mental de los jóvenes españoles, basado en una muestra de más de 700 personas de entre 18 y 35 años.

Los resultados evidencian que el uso desregulado del celular y las redes sociales ya está impactando seriamente en la salud mental y relacional de la población joven.

Cinco señales de alerta sobre el uso del celular

La nueva herramienta evalúa cinco factores claves que permiten detectar un uso problemático del smartphone.

Dependencia emocional y malestar al desconectarse: muchos jóvenes sienten ansiedad o inquietud si pasan un rato sin su celular, incluso cuando están acompañados o en actividades placenteras. Según Carlos Marchena Giráldez, psicólogo e investigador, esta necesidad de revisión constante del móvil refleja una dependencia emocional creciente.Preferencia por la comunicación digital frente al contacto cara a cara: cada vez más personas jóvenes prefieren escribir mensajes antes que hablar en persona. Esto deteriora habilidades sociales básicas como el contacto visual, la escucha activa y la gestión de silencios, advierte la psicóloga Christa Bewernick.Búsqueda de validación y comparación social constante: este factor es más prevalente en mujeres, quienes tienden a compararse con lo que ven en redes, generando sentimientos de inseguridad, baja autoestima y malestar emocional. La coautora del estudio, Myriam Carbonell Colomer, afirma que el deseo de reconocimiento digital está fuertemente relacionado con síntomas de ansiedad, depresión y estrés.Comportamientos de control digital sobre otras personas: revisar qué hacen los demás, molestarse si no contestan rápidamente o generar grupos excluyentes se han vuelto actitudes comunes. Para los investigadores, estas prácticas reflejan una necesidad de control que puede derivar en inseguridad y conflictos interpersonales.Interferencia en la concentración, descanso y calidad de vida: el uso excesivo del móvil no sólo implica una pérdida de tiempo, sino de foco. “Afecta los estudios, el trabajo y los momentos de descanso. A largo plazo, eso genera consecuencias en la salud integral”, advierte el investigador Bernabéu Brotóns.

Por qué esta herramienta es relevante hoy

La escala PSSNUS no sólo es un recurso académico: se plantea como una herramienta concreta para profesionales de la salud mental, que buscan intervenir de forma preventiva o terapéutica frente a una problemática cada vez más frecuente.

En un contexto en el que los smartphones se han vuelto omnipresentes, contar con instrumentos que permitan diferenciar entre un uso habitual y un uso dañino es clave.

No se trata de demonizar la tecnología, sino de ponerle nombre y límites a un uso que, cuando se vuelve compulsivo, puede impactar gravemente en el bienestar emocional y social.

 Investigadores de la Universidad Francisco de Vitoria y la Universidad Rey Juan Carlos, en España, crearon una nueva herramienta psicométrica que busca medir de forma precisa el impacto emocional y social del uso problemático del celular en jóvenes. Se trata de la PSSNUS (siglas en inglés de Problematic Smartphone and Social Network Use Scale), una escala validada científicamente que permite identificar perfiles de riesgo, diseñar programas de prevención y mejorar la intervención clínica.El desarrollo surge del estudio Aspectos sociales del uso problemático de teléfonos inteligentes: desarrollo y validación del PSSNUS e implicaciones para la salud mental de los jóvenes españoles, basado en una muestra de más de 700 personas de entre 18 y 35 años.Los resultados evidencian que el uso desregulado del celular y las redes sociales ya está impactando seriamente en la salud mental y relacional de la población joven.Cinco señales de alerta sobre el uso del celularLa nueva herramienta evalúa cinco factores claves que permiten detectar un uso problemático del smartphone. Dependencia emocional y malestar al desconectarse: muchos jóvenes sienten ansiedad o inquietud si pasan un rato sin su celular, incluso cuando están acompañados o en actividades placenteras. Según Carlos Marchena Giráldez, psicólogo e investigador, esta necesidad de revisión constante del móvil refleja una dependencia emocional creciente.Preferencia por la comunicación digital frente al contacto cara a cara: cada vez más personas jóvenes prefieren escribir mensajes antes que hablar en persona. Esto deteriora habilidades sociales básicas como el contacto visual, la escucha activa y la gestión de silencios, advierte la psicóloga Christa Bewernick.Búsqueda de validación y comparación social constante: este factor es más prevalente en mujeres, quienes tienden a compararse con lo que ven en redes, generando sentimientos de inseguridad, baja autoestima y malestar emocional. La coautora del estudio, Myriam Carbonell Colomer, afirma que el deseo de reconocimiento digital está fuertemente relacionado con síntomas de ansiedad, depresión y estrés.Comportamientos de control digital sobre otras personas: revisar qué hacen los demás, molestarse si no contestan rápidamente o generar grupos excluyentes se han vuelto actitudes comunes. Para los investigadores, estas prácticas reflejan una necesidad de control que puede derivar en inseguridad y conflictos interpersonales.Interferencia en la concentración, descanso y calidad de vida: el uso excesivo del móvil no sólo implica una pérdida de tiempo, sino de foco. “Afecta los estudios, el trabajo y los momentos de descanso. A largo plazo, eso genera consecuencias en la salud integral”, advierte el investigador Bernabéu Brotóns.Por qué esta herramienta es relevante hoyLa escala PSSNUS no sólo es un recurso académico: se plantea como una herramienta concreta para profesionales de la salud mental, que buscan intervenir de forma preventiva o terapéutica frente a una problemática cada vez más frecuente.En un contexto en el que los smartphones se han vuelto omnipresentes, contar con instrumentos que permitan diferenciar entre un uso habitual y un uso dañino es clave. No se trata de demonizar la tecnología, sino de ponerle nombre y límites a un uso que, cuando se vuelve compulsivo, puede impactar gravemente en el bienestar emocional y social.  La Voz